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miércoles, 22 de octubre de 2014

Crónica 25. Circulo Social, cultura y musical "San Felipe”


Debía frisar los diez años, cuando mi padre en el afán de explicarme que no debía ser muy amiguero, que debía cuidarme y desconfiar sobre todo de aquellos a quienes uno brindaba ayuda. Su narración fue muy fuerte para un pequeño que no estaba acostumbrado a este tipo de historias. “Cuando vayas por un bosque desolado, donde exista gran cantidad de peligros y muchos animales salvajes. Y si por casualidad te encuentras con uno que quedó atrapado en las arenas movedizas que ya le llega al cuello y que a cada leve movimiento se hunde cada vez más y está en tus manos salvarlo, alcanzándole una rama o buscando lo que se parezca a una soga para arrojárselo. No lo hagas. Más bien ponte detrás de aquel, busca la zona del cráneo, ajústate los zapatos, golpea el piso para cerciorarte que tienes el calzado bien seguro y con el taco, golpéalo bien fuerte en la cabeza y busca que se hunda de una vez. Si lo salvas, deberás cuidarte porque ese sujeto, a quien salvaste su vida, te hundirá en el futuro”. 

Ya de mayor, cuando le hacía recordar la historia contada, él no se acordaba. Pero a mí me quedó marcado y me resistía a creer no tener amigos en quienes confiar. Que mi padre una vez más, había sido muy exagerado y que sí, existía la amistad, la confraternidad y que estos se profesaban lealtad mutuamente. Raro, me enseñaba lo contrario y yo tercamente adquiría estos valores.

Lo que me pasó en el futuro en diferentes oportunidades fue para darle toda la razón a la historia que me habían narrado. Personas a quienes ayudé sinceramente no entendí nunca porqué tomaron otra actitud conmigo. Mi madre también me confió que los mejores amigos que uno tiene son sus padres y sus hijos. Y cuanta razón tuvo. Y mis ex alumnos que suman por centenares, a quienes quise y quiero todavía como mis hijos, también cuentan. Amigos, realmente son muy pocos los que pasan por la vida. Pero hay, pocos, pero hay.

Conocí a Carlitos Serna Torres hará una década atrás y me deleité escuchándole cantar y tocar su guitarra y junto a su hermano Hugo alegraban un pequeño ambiente que existe en la Urbanización San Felipe en uno de los ángulos del Parque Junín. Reflotaron una Peña Criolla denominado Círculo Social Cultural y Musical “San Felipe” que ya tenía ocho o nueve años de fundada. Pasé gratos momentos, escuchando música criolla. Admiré las voces de grandes criollos como Víctor Gamarra el popular “Cholo Soy” que canta similar a Luis Abanto Morales; Aldo Dávila “El Tunche”; al gran Lolo Paredes, legendario criollo del cono norte de Lima; Beto Coronado, simpático personaje que le cae bien a todos; Pedrito Chaparro excelente cantando “La Botella”; “Coco” Meza (“Coco El Malo”); el dúo San Felipe conformado por Armando Tenorio y Marcial Ricra; Pocho Macedo; Lucho Lezcano “Rosal Viviente”. Y de bellas señoras como: Elízabeth Villagarcía, Juanita Reyes, María Sierra, Martha Sayán la genial criollaza; Norma Meléndez “La Guarachera” y mi señora Ana María Barreto “La Princesa del Bolero” y su clásico “Miseria”. En la percusión Pablito Esparza de los Barrios Altos y Marco Elguera (¡Cómo! por su parecido con Oscar de León); en las guitarras Huguito Serna, Néstor Fernández “El Diablo”, Honorato Minaya, Willy Torres y su grupo, César Valencia, Micky Alva, Romeo Alva, etc. y otros integrantes que escapan a la memoria. Todos “amigos”. Finalmente Norah Rocha fue elegida Presidenta del Club con unos integrantes de su directiva que de repente no la ayudaron mucho. Celos por el cargo o la pérdida de algunos centavos determinaron el cese inmediato de la dirección. Me queda el recuerdo de Hugo y Norita por los bellos momentos que me cupo pasar y en las celebraciones de grandes acontecimientos donde algunas veces oficié de Maestro de Ceremonias en el Local de “La Barca”. 
 
Lo malo ha sido enterarse de las tachas en donde las amistades realmente no actuaron como tales. No pude asistir a la última reunión, pero se han dado exageraciones de ambas partes que el único perdedor ha sido el Círculo. Debió nombrarse una Comisión Revisora de Cuentas y esperar la finalización del período. De todas formas un abrazo gigante para todos aquellos con quienes pasamos hermosos momentos. Y cuando exista jarana en mi casa me gustaría verlos a todos a tirios y troyanos. Y Carlitos Serna si resucitase, les aseguro, volvería a morirse.