Vistas

martes, 15 de julio de 2014

Crónica 24.- La Saeta rubia

Así también era el título de una película cuyo actor principal era el famoso futbolista argentino nacionalizado español Alfredo Di Stéfano. Interesante película donde le enseña a jugar a un niño y también sale actuando en toda la dimensión de su juego.
 
Aprendí a admirarlo y me hice hincha del Real Madrid de España de la década del 50. En 1960 vino la Selección Española a jugar contra la Selección Peruana. No teníamos un gran equipo. Luego del sudamericano del 59, emigraron grandes jugadores al extranjero. Solo Alberto Terry no fue contratado porque jugaba ya sus últimos partidos. Todos los demás estaban pedidos como Víctor Benitez (semejante jugador aliancista) que fue al Boca Junior de Argentina y luego al fútbol italiano donde con el Milan fue campeón de la Champion, Juan Joya al Peñarol de Uruguay, Oscar Gómez Sánchez al River Plate de Argentina, Félix Castillo, Miguelito Loayza (una mezcla de Challe, Cueto y Sotil) también al Boca Junior; Grimaldo y De la Vega, José Fernández, Rafael Asca etc. En aquel partido, estaba Dimas Zegarra en el arco, Angel Uribe, Joe Calderón, Oscar Montalvo y José Carrasco entre los mejores.
 
Estaba en Tribuna Sur, cuando se produce un ataque por el lado izquierdo de Zegarra que sale a cortar y luego se produce un enganche de Di Stéfano hacia el centro por el lado del punto de penal, quedando solo ante el arco desguarnecido. Anotó el primer gol y me costó comprender por qué el público aplaudía ante un gol en contra. Había sido una jugada genial de la “Saeta Rubia”. Finalmente nos ganaron 3 por 1. De allí en adelante, porque el gol se produjo como a los veinte minutos, me dediqué a observar al rubio jugador qué tan bueno era. Porque estaba bien que lo admirase pero me encolerizaba que fuésemos perdiendo. Y cómo jugaba, de físico muy atlético, tenía en la camiseta el número 9, o sea un centro delantero neto, pero se comía la cancha. Ya era, puntero derecho, ya back de área, ya mediocampista. Otras marcador de punta y avanzaba para rematar como delantero centro. Jugaba de cabeza y tenía gran movilidad, subía y bajaba con extraordinaria velocidad. Jugaba en una cancha de Fútbol como si se tratase de un campo de Fulbito. Tenía mucho liderazgo, todos lo buscaban para entregarle el balón y cuando no lo hacían, les reclamaba levantando la mano. No se cansó nunca. Se le escapaba a Joe Calderón que quería marcarlo a como diera lugar. Después declararía a los periodistas que el peruano que más le gustó fue el número 6 (Calderón), pero que abusaba del juego brusco.
 
Luego vino el Real Madrid y también Di Stéfano (no sé por qué los diarios no lo recuerdan, salvo que por mi adolescencia lo haya imaginado). Fue sin lugar a duda el mejor jugador extranjero que vi en mi vida. Y eso que también observé los partidos de Oscar Omar Sívori, Maradona, Pelé (varias veces), a Cruif y Messi sólo los he visto por televisión. El que mejor actuó en el Nacional fue Alfredo Di Stéfano. Genial jugador que no tuvo la suerte de jugar un Mundial, ni con Argentina ni con España, ya que actuó en ambas selecciones. Faltaban pocos años para su retiro por lo que lo observé ya maduro. Sin embargo cuentan que era muy veloz en sus inicios en el River Plate de su país de origen y en el Millonario en la época del “Dorado” en Colombia, donde jugó con los peruanos Alfredo Mosquera y Ismael Soria, marcador de punta de Universitario a quien lo recordaría siempre porque este le contaba de su natal pueblo peruano: Huacho. Era un jugador serio y a veces irascible. Gustaba de fumar y casi siempre se le veía con habano en la boca. Los entrenadores no podían hacer nada porque se preocupaba que en sus contratos figurase este hábito. Manifestaba que el día que corriese menos que sus compañeros, le podían prohibir fumar. Y eso no ocurrió nunca. Cuando yo tenía doce o catorce años, hablaba tanto de la “Saeta Rubia” que los amigos me clavaron una “Chapa”: Di Stéfano. Y cuando compramos nuestras primeras chompas de juego en el equipo de mi barrio (celestes) me dieron la número 9. Descansa en paz glorioso jugador que alegraste a tantas generaciones con tu hermoso juego. Tengo un ex alumno que reside en España y cuando venga en unos meses me traerá una camiseta del Real. Pueden adivinar el número.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario