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miércoles, 24 de junio de 2015

Crónica 32.- ANA JULIA


Eran las ocho de la noche y me internaba por un callejón completamente oscuro. En el camino tropezaba con pequeñas acequias y montículos de tierra que por ser desconocidos para mí, no los podía sortear. Mi rostro era arañado por algunas ramas de árboles que necesitaban poda y que se extendían por el camino. Y si, parecía una película de terror. Nadie en el camino, ninguna persona a quien preguntar y debía ingresar por lo menos unas ocho cuadras para encontrar la casa donde debía celebrarse la fiesta de una quinceañera. 

Si me asaltaban, era presa fácil porque no sabría donde correr y a lo lejos se escuchaban algunos ladridos de perros. Me encomendé al padre de la dueña del cumpleaños fallecido unos años atrás, para pedirle apoyo y me permitiese no solo llegar ileso sino también encontrar la casa desconocida adónde iba. La oscuridad hacía más tétrico el viaje. Había prometido ir a La Esperanza en Huaral para cumplir con saludar a una ex alumnita que finalizaba excelentemente sus estudios secundarios y que había dejado su barrio de la Urbanización Angélica Gamarra en Lima para continuar sus estudios en Huaral. 

La promesa de ir a su fiesta no solo era para ella sino también para su madre que adolorida por una terrible enfermedad sabía que la vida se le iba y le angustiaba saber cómo se quedarían sus hijos. Me daba la impresión de ser la versión masculina del cuento aquel donde la niña se había escapado de su casa y que caminaba y caminaba por el bosque buscando donde protegerse para no encontrarse con la bruja.

Por fin encontré una casa que sus dueños salieron porque los perros me querían comer vivo. Al preguntarle por la familia me enviaron dos cuadras más al fondo. Llegué y luego de saludar con mucha alegría a los de casa tomé asiento sorprendido por la inmensa oscuridad que había y visos de no existir ninguna reunión. Sin embargo, al cabo de media hora, llegaron unas camionetas y algunos tíos y primos de ella, comenzaron a bajar instrumentos musicales y potentes linternas. La casa se llenó de invitados y fue una hermosa fiesta. 

A las doce de la noche al son del Danubio Azul, Josefina, la madre de la homenajeada me pidió bailar entendiendo que era la última vez que lo haría porque los dolores que sentía eran cada vez más fuerte. Y no quería quedarse sin bailar justamente en esta ocasión. Contra todo pronóstico, lo hizo muy bien y casi terminamos la pieza completa, pero noté que se había agotado pero que así cansada era feliz en esos momentos con su hija que posiblemente había acariciado mucho tiempo atrás. Me pidió la orientase a su niña mientras pudiese, lo que cumplí a medias. Efectivamente siete meses después nos dejó en el mes de Enero. Se hizo mayor y contrajo nupcias con un apuesto joven, asistí a su matrimonio y parecía una Reyna por lo hermosa que era, más aún cuando llegó en una espectacular limosina. Tuvo una hermosa hija que ahora debe tener más de veinte años. Perdí contacto con ella por muchos años y la encontré por este medio lo que me dio mucha alegría. 

Había sido mi alumna desde los seis añitos y por toda la Primaria en el 2091 de Las Palmeras desde 1979, siendo una destacada y muy inteligente integrante con mucho razonamiento. La quise y la quiero tanto como se ama a una hija y mucho recuerdo cuando algunas veces celebrábamos los 15 de junio en su casa. Su nombre: Ana Julia Roca Colán. FELIZ ANIVERSARIO ANITA. Un abrazo y un tierno beso.

jueves, 11 de junio de 2015

Crónica 31.- HISTÓRICA VICE-PARROQUIA DE PAULLO-LUNAHUANÁ

La primera Iglesia que se construyó en el Valle de Lunahuaná fue en Paullo, construida por el pueblo y con el apoyo de misioneros franciscanos. Estuvo consagrada a la Virgen de la Asunción. Ubicada en la parte baja de Paullo a orillas del río Cañete, siempre con el peligro de que el caudal carcomiera parte de la base del Templo. Y así acontecía, encontrándose restos humanos y también de soldados chilenos, enterrados con uniforme y todo para evitar que sus compañeros tomen represalias, la vez que fuimos invadidos por tropas del País del Sur.


Iglesia que alguna vez fuese visitada por Santo Toribio de Mogrovejo en sus viajes de peregrinaciones y oficiando la Santa Misa. A esa altura existía un puente colgante y otro hecho a palos (mancarrones) y era el paso obligado de todo transeúnte que pasaba en dirección a Yauyos o que retornaban para San Vicente de Cañete. 

Al otro lado del Río estaba Lúcumo y hacia la derecha Casaya, que en tiempos del Incanato debió ser un enorme cementerio pegado al cerro. Por 1950, caminando con otros niños, tropezábamos con infinidad de huesos humanos y hasta nos atrevíamos a darle puntapié a algunos cráneos. Más arriba por las parcelas de chacras, en algunas entradas observábamos momias en posición sentadas, convenientemente cubiertos por sábanas, dejándose entrever parte de sus rostros al haberse carcomido parte de la tela que lo cubría muy al estilo de la Cultura Paracas. Alrededor, había un ambiente protegido con piedras que en una época fue muy cuidada. Los mayores no nos permitían acercarnos mucho porque de lo contrario “los gentiles” podían hacernos daño. Con el tiempo, ya de adolescente, no encontramos nada, todo había desaparecido. La agricultura era maravillosa por la gran cantidad de fruta que encontrábamos, sobre todo, nísperos, uva y manzanas. También papa, camote y algodón. El Río se encargaba de proveer de gran cantidad de camarones en forma asombrosa. Hoy todo ha mermado pero no deja de ser interesante.

El inicio del turismo en Lunahuaná se produjo cuando Carlos Manuel Verau, periodista del Diario El Comercio, fundó la primera Escuela de Canotaje al borde del río aledaño al Templo. En Paullo y en todo el Valle, la naturaleza nos brinda la oportunidad para diversos juegos de aventura y espacio propicio para el camping y estacionamiento. Esta histórica Iglesia debe ser protegida y restaurada porque conjuntamente con las ruinas arqueológicas de INCAHUASI son Patrimonio Cultural, constituyéndose Paullo como la principal atracción turística del Valle.


Crónica 30.- “VIVE RÁPIDO, MUERE JOVEN”

Xamia Rodríguez, una de las chicas que viajó a Cancún con Gerald Oropeza “Caracortada”, solo tiene 19 años, viajó a México sin saber quién iba a costear todo, es un caso. Gianella Guerrero Neyra, 19 años, pareja del sanguinario sicario Jhairol Torres Cáceres, “Jhairol” de 18 años, es otro. 

La chica cayó con unos sujetos en un auto con un arsenal de armas, en el que destacaban granadas y fusiles de guerra. Sospecha la policía que era la encargada de llevar las armas para que “Jhairol” realice sus trabajitos. En San Miguel, su madre llora desesperada y no puede creer lo que le ocurre a su hijita mayor. “Es una chica de su casa, estudiosa” indica con tristeza. Gianella conoció al sanguinario cuando cursaban primaria en el Callao. La familia se mudó a San Miguel para alejarlos de las malas juntas. ¿Educación Primaria?, ¿Malas Juntas?, si apenas ocho años atrás, o sea en el 2007, tenían diez, once añitos. ¿Y los profesores?, ¿Y los padres? Si pues, estando en casa son capaces de relacionarse con los peores vagos, con los peores criminales, violadores, pedófilos y drogadictos a través de las redes sociales. No basta solo darles amor. También hay que disciplinarlos, controlarlos, darles confianza y tener mucha comunicación. ¿Y el docente moderno? Que no se renueva ni implementa convenientemente. 

Que lejos están los días que los maestros íbamos en busca del alumno a sus mismas casas y nos preocupábamos por sus tardanzas o por su falta en realizar tareas o interés por las clases. Lo riguroso que éramos con ellos y el diálogo serio que entablábamos con los padres al margen de la amistad que podía existir. Hoy se perdió el respeto a padres y profesores, consecuencias de las políticas educativas que cada vez son más incongruentes con la formación del hombre que el país necesita. ¿Y la formación del nuevo hombre peruano? que tanto propiciaba un famoso gobierno revolucionario, so pretexto de una Reforma Educativa. El nuevo peruano es aquel joven sicario que por un puñado de soles da muerte a diestra y siniestra. O el jovencito, líder de una banda que da muerte a su padre, o los que se metieron a traficar con drogas. Y los que quieren cobrar cupos.



Debe volver la educación pre-militar, restablecerse la disciplina en los colegios, existir una reforma carcelaria, judicial y castigar a los jueces corruptos, profesionalizarse a los policías. El servicio militar debe ser verdaderamente obligatorio. El Ejército y la Marina deben patrullar la Ciudad. Enseñar educación política en las escuelas, que se analicen los objetivos que proponen los partidos políticos. 


Los que pueden ser capaces de cumplirse y tachar los imposibles. Que seamos capaces de saber elegir a nuestras autoridades locales y nacionales. Que no tengamos que acudir a la Universidad y de un momento a otro ya contamos con un carnet de filiación política. Que tengamos una posición crítica de las obras hechas por los últimos alcaldes o gobernantes. Por último, que tengamos propiedad para conocer cuál es el papel que nos toca vivir en el espacio y tiempo de nuestra existencia. “Vive rápido, muere joven”.