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jueves, 1 de octubre de 2015

Crónica 34.- El Plebeyo y la Aristócrata


El tiempo se encarga de cobrar revanchas. Desde aquella lejana historia que dio pie al bardo criollo Felipe Pinglo Alva para escribir la letra ícono de la canción criolla, “El Plebeyo”, el personaje principal don Jorge Lázaro Loayza estará regocijándose de alegría. 


Esta vez, un descendiente suyo se encargó de hacerlo realidad al cristalizar su amor por una bella damita al llevarla al altar. Williams Loayza Malca, se había convertido en Príncipe y del brazo de su madre Isabel (la reina madre) había ingresado a la Iglesia del Sagrario para esperar a su bellísima novia. 

Gran expectativa, como 200 invitados todos muy elegantes. Y el moderno “plebeyo” que besa a la novia en señal del inicio de una era matrimonial. La novia Katherine lucía radiante, era el centro de atención, le regalaba miradas tímidas a su novio pero se mostró con coraje al decir las palabras consabidas. No quería que el momento se acabe y comenzaron a salir del templo, felices ambos ante el aplauso de la concurrencia. De allí al barrio de La Merced, al lado del Colegio del mismo nombre. Linda recepción, hermosas palabras de los padres, padrinos y contrayentes, luciéndose como siempre el flamante suegro Alberto con mensajes muy profundos. 

El reencuentro con viejas amistades, el saludo efusivo con mis sobrinas hermanas del novio, cada una más bonita que la otra. La cantidad de “colaboradores” solícitos sirviendo vinos blancos y también tintos especialmente traídos de la Ciudad de Cañete, hizo que no viese cuando un amigo se retiró en su camioneta con su familia y que me había prometido dejarme cerca a mi casa en el cono norte de Lima. Eso permitió quedarme una horas más y disfrutar de toda la fiesta, retirándome como antaño muy entrada la mañana. 

El nieto de Jorge Lázaro, se encargó de vengar la desilusión del abuelo hace cerca de un Siglo. Porque ahora, la sangre también tiñe de rojo y los seres son de igual valor. El hermoso y viejo espejo de Jorge Lázaro brillará más esperando que con los años otro mortal se le acerque y comience a tararear las letras del “Espejo de mi Vida”. Mi querido viejo amigo, Jorge Lázaro Loayza, puedes descansar en paz.

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