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lunes, 18 de mayo de 2015

Crónica 29.- ¡¡BASTA MASACRE!! ¡¡BASTA REPRESIÓN!!

Eran dos pancartas que había ilustrado Humberto Silva Santisteban. Corría el año 80 y habíamos acudido a una romería en el Cementerio El Ángel para homenajear a nuestros colegas caídos en las luchas magisteriales. Ello con ocasión al Día del Maestro, así es que debía ser un seis de Julio y Morales Bermúdez estaba próximo a entregarle el mando al Arquitecto Fernando Belaúnde Terry. Estaban en el dibujo los rostros cadavéricos con cascos militares en alusión a la represión que el gobierno militar imponía a nuestro joven sindicato. Y vaya que debíamos ser muy valientes para acudir a estas manifestaciones gremiales cuando existía una bárbara represión. Y los “pinochos” (carros rompe-manifestaciones) que arrojaban agua con gran fuerza y los maestros hombres y mujeres debíamos correr para evitarlos. Correr también de los policías que con sus varas sentían mucha satisfacción en pegarnos. Correr y guarecerse para evitar que nos caigan perdigonazos como sucedió en algunas oportunidades en el Jr. Ancash de los Barrios Altos, cuando los policías disparaban contra los rostros de los profesores y el brillante docente Ricardo Dolorier (Catedrático de la Universidad de La Cantuta) tuvo que sacarse la camisa para mostrarle al público que le habían dado en el rostro y en el pecho. Y las fuertes agresiones que sufrimos cuando la policía ingresó a la Universidad de San Marcos y a nuestros dirigentes los enviaron al SEPA (Centro Penitenciario que quedaba en la Selva), en aquél entonces no estaba cercado el recinto universitario. Y la vez que ingresaron a la Facultad de San Fernando (Jardín Botánico) donde solíamos reunirnos para escuchar los informes del propio Horacio Zeballos, en la losa deportiva.

 Había muchos, cada uno trataba de buscar colegas de su Sector, para sentirse acompañado. Yo era del Doce sector escolar que correspondía a Independencia, Comas y Carabayllo. Pero andaba huérfano, no conocía a nadie. Todos los colegas eran desconocidos. Cuando de pronto me encuentro con Luisa Villalba, colega que andaba en lo mismo. Portaba las pancartas y al preguntarle por ellos me los mostró y le dije que podíamos levantarlos. Estaban excelentes. Apenas lo alzamos, la mirada de cientos de profesores que nos observaban con admiración, eran precisas dada la etapa de la dictadura militar. Al fondo donde había un estrado, cerca de la puerta del cementerio, periodistas con cámaras en manos que nos enfocan para tomar una serie de tomas. Había una joven reportera con cabellos dorados y de raza blanca que no cesaba de apuntarnos con su máquina. La valiente profesora Villalba, madre de Luisa Fernanda y de Flor de María (dos pequeñas y brillantes alumnitas que teníamos y que el tiempo nos dio la razón) que comienza a hacer los coros de SUTEP, SUTEP, SUTEP…

Que tiempos. Hacíamos historia, con la idea de llevar adelante nuestro sindicato. Nuestra lucha era netamente gremial. Posteriormente se politizaría hasta el presente. Y si, buscábamos la justicia. No sólo en el papel, también en la práctica. La foto dio la vuelta al mundo, salió en periódicos y revistas. Años después sería utilizado por algún partido político para propagandizar paros nacionales. Hoy la represión no ha cambiado mucho. Fijémonos en el problema anti minero en Islay, Arequipa. Mataron a Victoriano Huayna y el deseo vehemente por incriminar a Antonio Coasaca. Hay denuncias contra la Policía Nacional y el Diario El Correo de Arequipa. Seguiremos buscando justicia de repente salgamos otra vez los viejos maestros a las calles, porque en aquella época el maestro “Luchando, también estaba Enseñando”.




domingo, 17 de mayo de 2015

Crónica 28.- Carlos De la Cruz


Un día como hoy, hace exactamente 42 años, se iniciaba la temporada veraniega y mis labores de Natación en el prestigioso Club Terrazas de Miraflores, bajo la organización del genial nadador peruano Johnny Bello. Luego de las Olimpiadas de Munich – Alemania donde logró destacada actuación, vino a radicarse al Perú y formó un excelente grupo de 35 profesores en la época.

Como me unía gran amistad con el “Pecoso”, me preguntaba el porqué de mi alegría. “Maestro (así nos tratábamos), nació tu primer hijo y en un seis de enero, como yo. Entonces va ser bueno, “todo los que somos de ese día somos buenos”, bromeaba. “Con tu conducción será un buen nadador” (que generalmente era el tema, buscando talentos). Lo tuve en el nivel de educación inicial donde destacó junto con un buen grupo de niños que tenía y que se sentaban en la famosa mesa “roja”. Luego, ingresó al Colegio Santo Toribio del Rímac donde tuvo la oportunidad de integrar el excelente coro “Los Toribianitos” de gran renombre. Ingresó a la UNMSM y terminó Ingeniería Industrial en los primeros lugares. Destacó en todos, pero el mejor título lo logró cuando se unió a una maravillosa mujer, Elizabeth, con quien son muy felices.

Fue uno de los mejores nadadores que tenía en el Lima Cricket y era con su estilo, modelo para otros. Luego de la jornada, mis compañeros me acompañaron al Hospital Rebagliatti, recuerdo a Manuel Pomalaza y Pedro Manrique con quienes celebramos. Johnny Bello, tenía razón, es bueno.

Gran nadador, pero es mejor nadando en los problemas de la vida y superándola. Amando a su esposa con quien vive en su Departamento de La Castellana en Surco y sigue estudiando. De carácter serio y duro, pero se sensibiliza con sus padres y con los niños. Parece que fue ayer y recordarlo me hace vivir con mucha alegría y orgullo de padre. ¡FELIZ CUMPLEAÑOS CARLITOS!.

sábado, 16 de mayo de 2015

Crónica 27.- Las canciones de nuestra vida

Cuando cursaba estudios de Educación y participábamos en las VI Olimpiadas Universitarias a nivel nacional con sede en la ciudad de Arequipa, en una concentración nocturna con la asistencia de varias delegaciones deportivas de diversos departamentos del País, se produjo un buen momento de jolgorio y estaban los chiclayanos cantando y bailando las marineras de su región, los cuzqueños con sus carnavales, ni hablar de los arequipeños que estaban en su pueblo. Los huancaínos con sus huaynos y danza incluida; los cajamarquinos también con sus carnavales. 

Que alegría de los que habían asistido en diversos deportes, bailaban, danzaban y reían. Pero el caso es que los “limeños” a pesar de las arengas de los otros grupos por escucharnos, no entonábamos ni bailábamos nada. Silencio sepulcral en la delegación de Lima, con nosotros, los de San Marcos, Federico Villarreal y la Universidad Católica, ninguna marinera o huayno limeño, menos un Vals o una Polka. Nadie sabía la letra de una canción completa. 

Recuerdo a Luis Alberto Cabrejo, compañero y amigo, preocupado por no quedar mal nos instaba a entonar aquel vals de moda por aquellos tiempos “Lima de Novia”, “Bañada por las aguas, de un mar que te acaricia, coqueta y soñadora así eres Lima tú…” y ahí quedábamos. Quedé muy preocupado, todos los integrantes de las delegaciones éramos dedicados netamente al deporte, casi todos “cachimbos” que uno o dos años atrás habíamos concluido la secundaria. 

En 1966, durante un viaje a Machu Picchu en el Cusco, luego de haber visitado las extraordinarias ruinas y ya de regreso a la Ciudad, habíase descarrilado un carguero, por lo que demoraron en arreglar la vía férrea en la localidad de Santa Anita. Entrada la noche, para pasar el tiempo los pasajeros bajamos del tren para estirar las piernas, hacer fogatas y “matar” el tiempo, algunos grupos de visitantes que habían asistido del interior del País empezaron a cantar canciones propias de su departamento o región a la que pertenecían. Nunca escucharon nada de los “limeños” y preocupados nos preguntábamos ¿Qué cantamos? 

Cuando comenzó mi labor de docente, me encontré con que la mayoría de mis colegas profesores de mis centros laborales eran naturales de diversos departamentos y algunos del Perú profundo, pocos o casi nadie éramos criollos o de la Región. Las canciones que enseñaban eran pues, las que se sabían así como las danzas. Nadie enseñaba canciones propias de Lima o Lima Provincias. Me dediqué a enseñarles, incluso ponía notas si cantaban o bailaban un huayno, una marinera o un vals limeño. Hoy día, contratan profesores de danzas especialmente para unas competencias internas en los planteles. 

No está mal, porque finalmente es el folklore nuestro, pero tampoco hay preocupación por el folklore de nuestra región ni por lo criollo. Unas nietecitas me invitaron a uno de estos festivales y acudí a verlas. Me entregaron un programa que contenían unas canciones y danzas que nunca había escuchado: Dakujut Emematman Awajugnum de Amazonas; Carnaval de Lomas de San Martín; Ritual de Ayhuasca de Madre de Dios; Ani Sheati de Ucayali; Los cholones de Rupa Rupa de Huánuco; Los Chunchos de Porcón de Cajamarca; Capac Kachampa del Cusco; Carnaval de Macari de Puno; Carnaval de Cochorgo de Huancavelica, entre otros, etc. Lindos, pero no había nada de nuestra Región Lima. 

Y desde aquellas lejanas Olimpíadas Universitarias del 64, no ha cambiado nada, ya pasaron 50 años. Vamos a proponer que en los centros musicales se dediquen a enseñar música criolla con escolares de planteles cercanos a la sede musical. Y la marinera limeña? sólo bailan en competencias que organizan en Trujillo para la época primaveral. Y el huayno limeño? : “Quisiera ser picaflor, y que tu fueras clavel, para chuparte la miel….” Y de esta canción no pasamos. Tarea para las UGELS y directores de colegios estatales y particulares, salvo que tampoco les guste la idea.


viernes, 15 de mayo de 2015

Crónica 26.- Al alumno con mucho amor. Parte 1

En la década del sesenta, exhibieron una película titulada “AL MAESTRO CON CARIÑO”, excelente película que muestra al joven actor Sidney Pointer que lo llevó a la fama con esa actuación.

Narra lo difícil que era ganarse el aprecio de unos jóvenes descarriados que a la postre, mediante diálogos, ejemplos y deportes, logró corregirlos y ganarse la admiración de los adolescentes. Hace unos días, mientras descansaba, puso mi hija un... vídeo de la Fiesta de Promoción (¿?) de uno de mis nietos que había terminado su Educación Inicial de cinco años. La profesora (Miss, en los tiempos modernos) tomó la palabra para despedirse de sus alumnitos y padres de familia y entre muchas cosas interesantes se quebró al sentir que ya no los iba a ver más, recordaba que cuando llegaron no sabían pintar, recortar, usar lápices etc. que ella fue testigo de la superación de cada infante. También, extrañamente me sentí aludido al identificarme con ella. Y si, recordé que había que dar gracias a Dios por permitirme gozar de la frescura de muchos niños y niñas, que tuve la oportunidad de tenerlos en mis aulas. No uno, sino cinco años. Tenerlos a tan tierna edad, ver la alegría en sus rostros, secar sus lágrimas cuando recordaban a sus mamás, o sufrían algún golpe; calmar sus iras cuando se molestaban con alguien; brindarles la seguridad de que podían superarse cuando obtenían una nota baja; la alegría en persona cuando obtenían una gran nota; levantarlos y calmarlos cuando a los cinco añitos llegaban a mi aula (en aquella época se podía matricular antes de los seis) y en algunos momentos les entraba la nostalgia del hogar.

Cuando orientaba por separado a los varones que llegaban a la pubertad y a las niñas que por efectos biológicos ignoraban como actuar en determinados momentos (papel que muchas madres no lo hacían) escuchaba sus voces frescas cuando reían o cantaban. El ímpetu que ponían cuando jugaban fútbol o voleibol las niñas. Observar su transformación cada año. Llevarlos a nadar en la piscina entre sustos, quejidos, alegría y gran preocupación de mi parte porque no les pase nada. Es para el docente una gran felicidad ahora en el recuerdo. Pasar con ellos muchas más horas de lo que pasaban con sus padres que se las pasaban trabajando. Robarme parte de sus vidas; hacer las veces de sus padres cuando de llamarles la atención se trataba. Cuidarlos cuando nos íbamos de paseo. Recordar sus travesuras cuando estaba en casa lo que me llevaba a sonreír.

Gracias Dios mío, por haberme dado esa oportunidad. Gracias, por hacerme conocer que treinta o cuarenta años más tarde se encuentran en diversas partes del mundo y en una muy buena posición, que todos son muy buenos padres de familia. Que muchos profesionales se encuentran en Perú y lo que es más anecdótico no se han olvidado de su profesor. Y si, escuchando a la profesora me llenó de nostalgia y también quise llorar