Cuando cursaba estudios de Educación y participábamos en las VI Olimpiadas Universitarias a nivel nacional con sede en la ciudad de Arequipa, en una concentración nocturna con la asistencia de varias delegaciones deportivas de diversos departamentos del País, se produjo un buen momento de jolgorio y estaban los chiclayanos cantando y bailando las marineras de su región, los cuzqueños con sus carnavales, ni hablar de los arequipeños que estaban en su pueblo. Los huancaínos con sus huaynos y danza incluida; los cajamarquinos también con sus carnavales.
Que alegría de los que habían asistido en diversos deportes, bailaban, danzaban y reían. Pero el caso es que los “limeños” a pesar de las arengas de los otros grupos por escucharnos, no entonábamos ni bailábamos nada. Silencio sepulcral en la delegación de Lima, con nosotros, los de San Marcos, Federico Villarreal y la Universidad Católica, ninguna marinera o huayno limeño, menos un Vals o una Polka. Nadie sabía la letra de una canción completa.
Recuerdo a Luis Alberto Cabrejo, compañero y amigo, preocupado por no quedar mal nos instaba a entonar aquel vals de moda por aquellos tiempos “Lima de Novia”, “Bañada por las aguas, de un mar que te acaricia, coqueta y soñadora así eres Lima tú…” y ahí quedábamos. Quedé muy preocupado, todos los integrantes de las delegaciones éramos dedicados netamente al deporte, casi todos “cachimbos” que uno o dos años atrás habíamos concluido la secundaria.
En 1966, durante un viaje a Machu Picchu en el Cusco, luego de haber visitado las extraordinarias ruinas y ya de regreso a la Ciudad, habíase descarrilado un carguero, por lo que demoraron en arreglar la vía férrea en la localidad de Santa Anita. Entrada la noche, para pasar el tiempo los pasajeros bajamos del tren para estirar las piernas, hacer fogatas y “matar” el tiempo, algunos grupos de visitantes que habían asistido del interior del País empezaron a cantar canciones propias de su departamento o región a la que pertenecían. Nunca escucharon nada de los “limeños” y preocupados nos preguntábamos ¿Qué cantamos?
Cuando comenzó mi labor de docente, me encontré con que la mayoría de mis colegas profesores de mis centros laborales eran naturales de diversos departamentos y algunos del Perú profundo, pocos o casi nadie éramos criollos o de la Región. Las canciones que enseñaban eran pues, las que se sabían así como las danzas. Nadie enseñaba canciones propias de Lima o Lima Provincias. Me dediqué a enseñarles, incluso ponía notas si cantaban o bailaban un huayno, una marinera o un vals limeño. Hoy día, contratan profesores de danzas especialmente para unas competencias internas en los planteles.
No está mal, porque finalmente es el folklore nuestro, pero tampoco hay preocupación por el folklore de nuestra región ni por lo criollo. Unas nietecitas me invitaron a uno de estos festivales y acudí a verlas. Me entregaron un programa que contenían unas canciones y danzas que nunca había escuchado: Dakujut Emematman Awajugnum de Amazonas; Carnaval de Lomas de San Martín; Ritual de Ayhuasca de Madre de Dios; Ani Sheati de Ucayali; Los cholones de Rupa Rupa de Huánuco; Los Chunchos de Porcón de Cajamarca; Capac Kachampa del Cusco; Carnaval de Macari de Puno; Carnaval de Cochorgo de Huancavelica, entre otros, etc. Lindos, pero no había nada de nuestra Región Lima.
Y desde aquellas lejanas Olimpíadas Universitarias del 64, no ha cambiado nada, ya pasaron 50 años. Vamos a proponer que en los centros musicales se dediquen a enseñar música criolla con escolares de planteles cercanos a la sede musical. Y la marinera limeña? sólo bailan en competencias que organizan en Trujillo para la época primaveral. Y el huayno limeño? : “Quisiera ser picaflor, y que tu fueras clavel, para chuparte la miel….” Y de esta canción no pasamos. Tarea para las UGELS y directores de colegios estatales y particulares, salvo que tampoco les guste la idea.

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