EVITA PERÓN II.- (7-05-1919 - 26-07-1952) Nació en la Estancia “La Unión” en Los Toldos, provincia de Buenos Aires. De origen humilde, hija ilegítima, tuvo que trabajar fuerte para ayudar en el mantenimiento del hogar. A los 16 años se trasladó a Buenos Aires y buscó trabajo como actriz en pequeños locales y radios. En un festival a beneficio de víctimas de un terremoto que asoló a la provincia de San Juan y en donde tenía activa participación, conoció al coronel Juan Domingo Perón con quien se casó en 1945. Perón fue destituido de la vicepresidencia de su país y apresado.
Comenzó Eva a conectarse con sectores nacionalistas del ejército afines a su marido y con los trabajadores que se habían beneficiado con medidas sociales impulsados por su esposo. Miles de trabajadores a quienes llamó “descamisados” ocuparon el centro de Buenos Aires para exigir la liberación del político, en una de las mayores manifestaciones populares habidas en el país hasta entonces. El Partido Justicialista de Juan Domingo Perón ganó las elecciones de 1946. Eva se abocó a impulsar una política social de apoyo a los necesitados desde la presidencia de una Fundación que creó y que llevaba su nombre. Esta fundación era mantenida por contribuciones de grandes empresarios y por donaciones que los trabajadores hacían cuando había mejoras en sus sueldos. Todo esto porque no existía un Ministerio especial de apoyo a las clases necesitadas. Luchó y fue responsable porque se cristalizase el voto femenino en elecciones presidenciales, corriente que parece había a nivel mundial en los países cuyas mujeres carecían de este derecho. En el Perú, por esos años el presidente José Luis Bustamante y Rivero envió al congreso el proyecto de ley. Se cristalizó con el gobierno de Odría (aún recuerdo a mi madre, contenta y sorprendida por tener que votar).
Fue Eva, la figura femenina del régimen, de gran inteligencia y coraje se preocupó por la situación de la mujer y en 1949 funda el Partido Peronista Femenino. Consiguió mejores condiciones de vida para los trabajadores de los sectores marginados de la sociedad argentina. En 1952, aquejada de una grave enfermedad renunció a la vicepresidencia de su país en un emotivo discurso a una gran multitud de seguidores desde el balcón de la casa de gobierno. Tras su muerte, decayó el gobierno de Perón y fue derrocado tres años más tarde por un golpe militar. Para evitar el peregrinaje popular a su tumba, los militares secuestraron y trasladaron el cadáver de Evita a Italia y más tarde a Madrid, España. En 1975, la presidenta María Estela Isabel Martínez de Perón, tercera esposa del político, logró la vuelta de los restos de Evita a su país. A su fallecimiento, tanto era el amor de la gente por ella que la cola en su velatorio era de 35 cuadras, duró 14 días y la Fundación Eva Perón repartió frazadas para atenuar el intenso frío invernal. En la visita que le hice a su mausoleo de la familia Duarte, parecía que el velorio había acontecido hacía menos de un mes. Cantidad de flores, velas prendidas, mucha gente, muchos turistas. Grandes tomas para el recuerdo. Sin duda, la gente la sigue amando, se fue apenas a los 33 años de edad, cuánto más pudo haber hecho. Y este “descamisado” admirador suyo, cumplió su promesa.


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