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martes, 11 de octubre de 2016

Crónica 42.- BUENOS AIRES. Parte 4 EL CAFÉ TORTONI.

Forma parte de la historia de Buenos Aires, fundada en 1858 es el Café más antiguo de la Ciudad y ganadora de innumerables concursos.



Un tal Tortoni, italiano vendedor ambulante de helados después de la Revolución Francesa se convirtió en el dueño de un café en París que llegó a ser famoso donde popularizó la “cassata”, los “pezziduris” unas tortas napolitanas de helado moldeado y un tipo de helado denominado “queso”, posiblemente por su forma o aspecto. La Prensa (Argentina) 20-02-72. Emmy de Molina.




En 1894 se muda a la espalda de su original ubicación y se instala en la Av. De Mayo Nº 825. Su construcción y estética de decorados, tienen influencia francesa dada la época para los argentinos. Ha sido visitado por innumerables artistas, intelectuales, cantores, escritores, artistas de artes y letras. Precisamente en 1926 forman una Peña de Artistas, que al pedir permiso para hacerlo manifestaron los dueños que “gastaban poco pero que le daban fama”. Carlos Gardel le cantó en honor a Juan de Dios Filiberto compositor de la canción “Caminito” en su honor. También fue visitado por Juan Carlos de Bourbon, el genio Albert Einstein, Federico García Lorca, Alfonsina Storni (maestra rural, poetisa y cantante), Jorge Luis Borges (escritor argentino), Eladia Blázquez (cantante y compositora), etc. 




Habíamos regresado de la Estancia Santa Susana cuando después de reposar y descansar media hora, optamos por salir y picar algo antes de dormir dado el opulento almuerzo. Llegamos a la Av. De Mayo Nº 825 y nos dimos con un café que aparentemente en sus afueras era simple. Sin embargo, al ingresar al local nos pareció uno similar al Queirolo de Lima o El Cordano (local del que no puedo dar grandes referencias). Era un establecimiento mucho más grande y elegante a los nombrados, de techo muy alto con columnas revestidos de madera muy hermosas y mesas redondas de mármol, por lo demás mucha prestancia. Tuvimos la oportunidad de tomar el café Tortoni y unas tostadas especiales Tortoni. Visitando el lugar tuve la ocasión de hacerme grandes tomas para el recuerdo. A medida que conversábamos con los asiduos concurrentes nos íbamos maravillando y creciendo nuestra admiración. Cuentan que Gardel acostumbraba asistir ingresando por una puerta especial y se ubicaba casi de incógnito para evitar la molestia de sus admiradores.




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