Vistas

domingo, 22 de mayo de 2016

Crónica 41.- BUENOS AIRES. Parte 3

LA FIESTA GAUCHA.- En un City Tours fuimos a visitar una Estancia que se llama Santa Susana que queda a las afueras de la Ciudad a 80 Km. en el barrio de Cardales y a una hora de viaje. Nos permitió conocer la parte norte de Buenos Aires, conocer otras avenidas principales y fuimos entre peruanos, colombianos, canadienses, franceses y brasileños. 

Pasamos por el Estadio Monumental de River Plate, que tiene una capacidad para 70 mil personas. La finalidad era conocer un poco la historia de la ciudad y de los gauchos. La ciudad era una pampa que algunos descendientes de italianos y franceses por 1880 se dedicaban a la crianza de ganado vacuno, porcino, equino y ahora de cereales como la soja que exportan al mundo entero. Esta gente hizo fortuna y se acercaron más a la ciudad y comenzaron a fundar los barrios de Palermo, Belgrano y La Recoleta que son los más pudientes de Argentina. Fueron grandes productores de leche y el asado era la comida tradicional. 

Los gauchos que eran mestizos, eran los habitantes de campos y eran enviados a la frontera de la provincia como milicias para defender los límites de las tierras. Así se encontraban con los gauchos de otras tierras como los de Chile, Uruguay, Brasil y Bolivia. Hechos al trabajo se dedicaban a labrar la tierra. La característica del gaucho es que era una persona libre y adoraba sus propias costumbres. Era fiero y presto a las peleas sobre todo si se trataba de luchar por una mujer, no conservaba su familia. Vivía en cualquier lugar y gaucho era posiblemente una deformación de la palabra huacho, pero no era huérfano. Sólo era una persona libre creando una danza mixta proveniente de Europa y lo denominaron tango. 

La siguiente etapa de los gauchos lo encontramos como peones de chacra y capataces. Nos recibieron con empanadas, vinos y jugos de naranja y nos permitió conocer al popular Cirilo. Este se encarga de los asados, invita mate, los vinos “Santa Julia” de Mendoza, sirve la comida y luego nos deleita y muestra su destreza como buen jinete (los argentinos lo conocen muy bien). Nos invitaron a cabalgar y luego hicieron una demostración que consistía en cabalgar a toda velocidad y con una varilla sumamente delgada introducirlo por el orificio de una especie de aros para damas a quienes se los obsequiaban. El que lo hacía con una mayor parte era el ganador del certamen. Luego vino el almuerzo show, con asados y abundante vino. Finalmente luego de unos bailes regresamos a la ciudad. La Estancia es enorme y me contó Cirilo que Alfredo D´Stéfano era de esa localidad al comentarle que consideraba a este argentino como el mejor futbolista del mundo (por lo menos, el que mejor jugó en nuestro Estadio Nacional de Lima y eso que también vi jugar a Pelé, Maradona, Puskas, Beckembauer, Sívori, etc.). 

Tienen los compartimentos bien arreglados y los mantienen con los enseres de antaño y han formado un museo turístico. La Estancia Santa Susana es a decir de los argentinos unos de los mejores de Buenos Aires.








Crónica 40.- BUENOS AIRES. Parte 2


LA BOMBONERA.- Haciendo turismo por las calles platenses, me doy cuenta que existe un gran respeto de los choferes por los transeúntes. Todos detienen sus carros para dar paso a las personas, nadie los apura, no tocan bocinas y te invitan a que pases con mucha delicadeza. Sólo he escuchado un claxon pero en forma muy tenue. 

En general, los argentinos son muy cultos. Todos caminan apurados y ensimismados por sus quehaceres. Nadie mira ni se preocupa por nadie y no existen diálogos de personas en las esquinas. Fui al Barrio de La Boca, que es uno parecido a los Barrios Altos, La Victoria o el Callao. Cuentan que en los inicios de la formación de los equipos River y Boca, estos eran uno sólo. Pero, el grupo discutió y se formaron dos bandos: uno los más humildes y otro los más pudientes. Quedaron en formar cada uno un equipo, pero el problema era quien se quedaba con los colores ya determinados. La solución era jugar un partido y el que ganaba se quedaba con los colores, el que perdía debía buscarse los suyos. Perdieron los que después serían Boca Junior y sus más cercanos dirigentes fueron al puerto de Río de la Plata para buscar los colores de uno de los barcos que solían arribar, el primero sería el elegido. Y llegó un barco escocés con los colores azules y amarillos y quedó adoptado para el Boca Junior. Pertenecían al sur de la ciudad y eran los más modestos así como su barrio La Boca. 

Los del norte eran pudientes y quedaron señalados como los millonarios del River Plate y se iniciaron los clásicos. Acudimos a visitar uno de los 48 barrios que tiene Buenos Aires: La Boca y buscar su Estadio de La Bombonera. Tantos años han pasado desde aquel 29 de Agosto de l969, cuando empatamos con el equipo argentino, aquél de los dos goles de Cachito Ramírez, que no pensaba que mi corazón iba a palpitar tanto recordando que allí un puñado de jugadores peruanos iban a escribir una página gloriosa para el Fútbol Peruano al empatar con el argentino y eliminarlo del Mundial de México 70. 

Miraba el Estadio y me sentía conmovido, un recinto deportivo que no alberga más de 40 mil espectadores. Recordaba la valentía de Héctor Chumpitaz para poner la pierna fuerte, la de Orlando La Torre para pararle el pleito a los gauchos, Roberto Challe sus criolladas y jugadas de lujo, Cubillas soportando las marcas y patadas, los sudores por los nervios del gran Rubiños. Todo pasaba por mi mente cuando un empleado del Estadio me llama por mi nombre que está grabado en la espalda, contento porque tenía los colores del Boca. No, eran los colores del Club Deportivo Los Tigres de Comas en Lima donde juego. Los llevé porque quería que mi camiseta tuvieran presencia en ese Estadio. 

Me miraba con un poco de soberbia este amigo argentino al saberme peruano, pero cambió cuando le dije que era hincha del Boca porque habían jugado muchos peruanos por este Club: Víctor Benitez, Meléndez, Miguel Loayza, Héctor Bailetti, Manuel Solano, etc. dándose cuenta que sabía de fútbol. Después de adquirir una casaca buzo del Boca, caminamos dos cuadras y encontramos el margen del Rio de La Plata. Hermoso, muy hermoso. La gente de los bazares te bromean, te dan el precio y te añaden “pero sin ese buzo” te cuesta menos. Otros, “con ese buzo le hago un gran descuento”. Así demuestran su hinchaje por determinados colores.








Crónica 39.- BUENOS AIRES. Parte 1

Cuatro horas demora el viaje hasta Buenos Aires, Argentina y existen dos horas de diferencia. Llegamos a las cinco de la madrugada y con un frío invernal. Luego de pasar las documentaciones del caso fuimos a hospedarnos al Hotel Dazzler Tower, ubicado en la calle San Martín. 

De construcción moderna, tiene grandes comodidades y es muy elegante. Posee piscina, gimnasio y baños saunas. Después del baño reparador tomamos desayuno consistente en un gran buffet. La Ciudad nos recibió con una gran lluvia lo que impidió el inicio del tour. Esperamos al medio día y luego del almuerzo nos encaminamos por la Av. Corrientes hasta el Obelisco, mítico monumento y más importante de la ciudad platense, con 637 metros de altura. El ambiente era muy opaco por el clima, aún así nos hicimos algunas tomas. 

De allí fuimos a la Plaza de los Tribunales pasando por el Teatro Colón. Nos dimos con una gran avenida, muy ancha que nos indicaron que es la avenida más amplia de toda Sudamérica y del mundo con 140 metros de ancho, es la Av. 9 de Julio. Allí está enclavada el Obelisco. Seguimos por la Av. Roque Saenz Peña (de grata recordación pués colaboró con los jefes militares peruanos en la Guerra del Pacífico quedando mal herido. Hecho prisionero lo enviaron a su país y en 1905 cuando inauguraron el momumento a Francisco Bolognesi fue invitado especialmente y se dio la ocasión de que brindó un emocionante discurso) para conocer la casa de gobierno la famosa Casa Rosada enclavada en la Plaza De Mayo, lugar de históricas luchas como las de las madres que perdieron a sus hijos en la Guerra de Las Malvinas o cuando los mataron en la dictadura de un régimen militar. Visitamos la Catedral y nos dimos con la sorpresa de ubicar el Mausoleo del gran Libertador Don José de San Martín. 

Emocionante, desde niño hemos aprendido la historia y lo hemos admirado desde que tuvimos uso de razón hasta cursar la Universidad siempre estudiamos la Expedición Libertadora y ahora lo tenía allí al frente. Dentro de la Catedral se venera su última morada y además nos dimos de bruces con la histórica primera bandera argentina que él mismo la diseñó. Luego de la sorpresa pensábamos en retirarnos pero se nos dio por visitar la Basílica más al fondo y nos embargó otra gran emoción cuando nos dimos de cara con el Santo Moreno San Martín de Porres. Ni idea de encontrar al santo limeño en la catedral argentina. La ciudad es grande, muy extensa, el centro parece Lima en sus mejores épocas, mucho comercio y gente. La calle Florida parece el Jr. De la Unión y muchas avenidas se semejan a La Colmena de Lima. También existen calles con las aceras deteriorada y pistas en mal estado, llueve mucho y las hacen diseñadas para que corra el agua hacia un sumidero. Los parques son grandes y hermosos, los jardines bien cuidados y también gente desvalida que duerme en la calle. Visité La Galería El Pacífico, similar a Plaza Norte pero más grande. La gente lee mucho y en la calle La Florida existe una Librería llamada El Ateneo que tiene como tres pisos, la gente compra y a veces solo lee unas páginas y poseen sillones para hacerlo allí mismo. Dan mucha facilidad, al frente también observé otra gran Librería. Hasta ahora nos hemos encontrado sólo con gente amable. Los nombres de las calles me hacen recordar a Libertad Lamarque y Carlos Gardel, pues solían nombrarlos en sus canciones.






Crónica 38.- Lle cuadre o no le cuadre”. Parte 1

Iniciábamos estudios de educación y existía en el aula un joven que acostumbraba asistir en terno a clases. Era el clásico preguntón, que a veces cae mal a la platea y era el que terminaba pronto los exámenes dejando mal parados al resto que no terminábamos incluso en el tiempo señalado. Por todo ello, no era muy popular. Pero todo cambió cuando comenzamos nuestra vida social y deportiva. Era alegre, bailarín y contador de amenidades. 

En las prácticas deportivas destacaba por su agilidad, velocidad y técnica para conducir el balón. En alguna ocasión, encontrándonos en el paradero de colectivos, resultó que era mi vecino en los Barrios Altos y que vivía en la cuadra 7 del Jr. Ancash a dos cuadras de la mía. Como existían varios estudiantes que le daban bien al balón, se aceptó la invitación para asistir a las VI Olimpíadas Universitarias que tenía como sede la Ciudad de Arequipa-64. No había partida completa para viajar, pero de todas formas asistimos integrando la selección de fútbol. Sólo contábamos con diez camisetas y una de arquero. No había para los suplentes. De 28 universidades, clasificamos para los octavos y finalmente alcanzamos el quinto lugar contra todos los pronósticos. 

Alberto Loayza Ygreda, el referente se convirtió en un “fiero” defensor central de nuestra selección junto a Alfredo Cerna (corajudo marcador de punta), Manuel Del Pino Roca (cerebral mediocampista), los hermanos Suazo, Manuel Orellana (capitán del equipo), Portocarrero, Timoteo y otros que escapan a mi memoria. Blas Suárez, Luis Alberto Cabrejo y el que escribe estábamos de suplentes. Unos de los grandes partidos que tuvimos lo ganamos por 1 a 0 nada menos que a la Universidad Católica en la ciudad de Camaná. Habían llegado en ómnibus propio, todos elegantemente vestidos con excelentes buzos, grandiosa barra y una soberbia inusitada. En una jugada de riesgo y al despejar de cabeza Loayza sufrió un corte en la cabeza que le hizo manar mucha sangre. El árbitro consideró que debía ser cambiado, los asistentes del equipo también y los compañeros del banco nos encontrábamos preocupados. Pidió que le vendasen la cabeza y continuar jugando con su lema de que “el jugador muere en la cancha”. Así lo hizo y su figura fue creciendo cada vez con mayor admiración y apenas tenía 22 añitos. 

Logró convertirse en el más popular del grupo. Grandes universidades y jugadores participaron: La UNI, San Marcos, La Católica, Federico Villarreal, Pedagógico de La Victoria, San Agustín de Arequipa que campeonó, Chiclayo y Cajamarca. Entre los jugadores que luego serían famosos: Gerardo Altuna (Municipal), Rafael Risco (Alianza Lima), Armando Palacios (Universitario), Jesús Neyra (Melgar y Universitario, posteriormente padre de la actriz Gianella Neyra) y en el Atletismo estaba Roberto Abugattas gran contador de chistes en los restaurantes que solíamos comer: Dalmacia y Chezznino. Ya en Lima, en un noche de bohemia y cuando sentíamos que nuestra amistad se acrecentaba, ya van 52 años Dios mediante, emulando al bardo Felipe Pinglo Alva gran amigo de su padre, me escribió una composición y lo tituló “Le cuadre o no le cuadre”. Versado continuaba “usted será mi compadre”, adelantándose a la posterior etapa familiar que cada uno formaría. Nos hicimos doblemente compadre, ambos llevamos a la pila a cada uno de nuestros hijos. 

Recuerdo que hago porque este 14 de mayo Alberto cumplirá 75 años. ¡Feliz Cumpleaños! mi querido compadre. Le cuadre o no le cuadre…con la estimación de siempre, asiente sus frejoles con un buen “vinagre”, que lo de galgo y generoso lo lleva Ud. en la sangre. Reciba un viril abrazo de este su compadre que no podrá en su casa saludarlo, por emprender un viaje largo.


Crónica 37.- Ana Rubí, mi hermana

La vi por primera vez en los primeros años del Cincuenta. Mi prima hermana y su hermano Fernando habían habitado la casa de los abuelos maternos en el valle de Lunahuaná. Langla para ser más exacto, donde sus abuelos el viejo Hermelindo Zapata y su esposa Juana Villalobos eran los administradores de la Bodega “El Sol” que pertenecía a Carlos Tellería y que se dedicaba a la elaboración de vinos, piscos y cachinas. Los años intermedios del siglo XX había tres grandes bodegas que se disputaban la supremacía de exportar los mejores licores del lugar: La Bodega de Venerando De la Cruz en Paullo, El Sol de Zapata y la de Enrique Alvarado “Los Reyes” en el mismo pueblo de Lunahuaná. El caso es que Anita, al habitar con ellos no la conocíamos hasta que vino a residir con sus padres en Pueblo Libre. 

Ya con quince añitos en plena adolescencia y yo que apenas frisaba los cinco. Mi madre, huérfana de padres desde muy pequeña, fue protegida por su hermano mayor, padre de Anita Rubí, por lo que con el tiempo éramos asiduos concurrentes a la casa del tío y por ende crecíamos juntos a los primos. Ya de jovencito mis primeros bailes fueron con la prima Anita quien me enseñaba a hacerlo. Al soltarme posteriormente nos convertimos en la pareja de las fiestas familiares y alegrábamos a todos con las ocurrencias que se nos daban. La Sonora Matancera, Los Matamoros, Los Compadres y toda la música tropical eran nuestros. Bailaba muy bien hasta ahora último en su vejez. Con sus hermanos era con Fernando con quien más se entendía, luego también comenzamos a darle a los valses y polkas. 

El rock y el twist también eran de nuestro repertorio. Allí se lucía Néstor que también lo hacía bien, Olga, Fernando, Guillermo, Sharo, Juanita Flores, Juanita Raimondi, Nelly Sánchez y Elda Vergara ante las delicias de los tíos. Todo quedó atrás, enrumbamos nuestras vidas, cada uno se casó. Anita se puso al hombro a su familia y comenzó a trabajar para ayudar a su esposo, mantener su hogar y educar a sus hijos con mucho amor. Ese amor que se multiplicó a sus nietos fue tal vez lo que le permitió no tener una vejez digna y escasa asistencia durante su enfermedad. Acaso brindar demasiado amor a sus hijos es nefasto. Es cierto que no debemos esperar recompensas pero no recibir lo mínimo es cruel. Se cobijaba en el cariño que le prodigaba mi madre quien se convirtió en su confidente y conmigo por el afecto mutuo que nos brindábamos. Siempre pidiendo mi opinión llamaba frecuentemente por teléfono, la visitaba y era muy amante del Pisco Sour. 

El tío Antonio era el encargado de preparárselo cada vez que visitaba la casa, luego tomé la posta. En mis cumpleaños y en algunas oportunidades que se presentaba también lo saboreó. Muy enferma de insuficiencia renal me pidió que vaya a su casa el domingo 28 de febrero. Tomamos el último brindis, sorbió dos tragos y todos maravillados porque ya no probaba alimentos al darse inicio a su agonía. El Lunes 1 dejó de hablar y finalmente no reconocía a nadie. Muy querida por mis padres fue la hija que no tuvieron y la hermana que no tuve. Nos despedimos bien, apenas tres días después se fue dejando atrás toda una historia familiar. El dolor del mes de Marzo no permitió que escriba antes. Fue enterrada en el Cementerio que queda en las faldas de Vitarte a la que no concurrí en señal de protesta. Descansa en paz, querida hermana.