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miércoles, 22 de octubre de 2014

Crónica 25. Circulo Social, cultura y musical "San Felipe”


Debía frisar los diez años, cuando mi padre en el afán de explicarme que no debía ser muy amiguero, que debía cuidarme y desconfiar sobre todo de aquellos a quienes uno brindaba ayuda. Su narración fue muy fuerte para un pequeño que no estaba acostumbrado a este tipo de historias. “Cuando vayas por un bosque desolado, donde exista gran cantidad de peligros y muchos animales salvajes. Y si por casualidad te encuentras con uno que quedó atrapado en las arenas movedizas que ya le llega al cuello y que a cada leve movimiento se hunde cada vez más y está en tus manos salvarlo, alcanzándole una rama o buscando lo que se parezca a una soga para arrojárselo. No lo hagas. Más bien ponte detrás de aquel, busca la zona del cráneo, ajústate los zapatos, golpea el piso para cerciorarte que tienes el calzado bien seguro y con el taco, golpéalo bien fuerte en la cabeza y busca que se hunda de una vez. Si lo salvas, deberás cuidarte porque ese sujeto, a quien salvaste su vida, te hundirá en el futuro”. 

Ya de mayor, cuando le hacía recordar la historia contada, él no se acordaba. Pero a mí me quedó marcado y me resistía a creer no tener amigos en quienes confiar. Que mi padre una vez más, había sido muy exagerado y que sí, existía la amistad, la confraternidad y que estos se profesaban lealtad mutuamente. Raro, me enseñaba lo contrario y yo tercamente adquiría estos valores.

Lo que me pasó en el futuro en diferentes oportunidades fue para darle toda la razón a la historia que me habían narrado. Personas a quienes ayudé sinceramente no entendí nunca porqué tomaron otra actitud conmigo. Mi madre también me confió que los mejores amigos que uno tiene son sus padres y sus hijos. Y cuanta razón tuvo. Y mis ex alumnos que suman por centenares, a quienes quise y quiero todavía como mis hijos, también cuentan. Amigos, realmente son muy pocos los que pasan por la vida. Pero hay, pocos, pero hay.

Conocí a Carlitos Serna Torres hará una década atrás y me deleité escuchándole cantar y tocar su guitarra y junto a su hermano Hugo alegraban un pequeño ambiente que existe en la Urbanización San Felipe en uno de los ángulos del Parque Junín. Reflotaron una Peña Criolla denominado Círculo Social Cultural y Musical “San Felipe” que ya tenía ocho o nueve años de fundada. Pasé gratos momentos, escuchando música criolla. Admiré las voces de grandes criollos como Víctor Gamarra el popular “Cholo Soy” que canta similar a Luis Abanto Morales; Aldo Dávila “El Tunche”; al gran Lolo Paredes, legendario criollo del cono norte de Lima; Beto Coronado, simpático personaje que le cae bien a todos; Pedrito Chaparro excelente cantando “La Botella”; “Coco” Meza (“Coco El Malo”); el dúo San Felipe conformado por Armando Tenorio y Marcial Ricra; Pocho Macedo; Lucho Lezcano “Rosal Viviente”. Y de bellas señoras como: Elízabeth Villagarcía, Juanita Reyes, María Sierra, Martha Sayán la genial criollaza; Norma Meléndez “La Guarachera” y mi señora Ana María Barreto “La Princesa del Bolero” y su clásico “Miseria”. En la percusión Pablito Esparza de los Barrios Altos y Marco Elguera (¡Cómo! por su parecido con Oscar de León); en las guitarras Huguito Serna, Néstor Fernández “El Diablo”, Honorato Minaya, Willy Torres y su grupo, César Valencia, Micky Alva, Romeo Alva, etc. y otros integrantes que escapan a la memoria. Todos “amigos”. Finalmente Norah Rocha fue elegida Presidenta del Club con unos integrantes de su directiva que de repente no la ayudaron mucho. Celos por el cargo o la pérdida de algunos centavos determinaron el cese inmediato de la dirección. Me queda el recuerdo de Hugo y Norita por los bellos momentos que me cupo pasar y en las celebraciones de grandes acontecimientos donde algunas veces oficié de Maestro de Ceremonias en el Local de “La Barca”. 
 
Lo malo ha sido enterarse de las tachas en donde las amistades realmente no actuaron como tales. No pude asistir a la última reunión, pero se han dado exageraciones de ambas partes que el único perdedor ha sido el Círculo. Debió nombrarse una Comisión Revisora de Cuentas y esperar la finalización del período. De todas formas un abrazo gigante para todos aquellos con quienes pasamos hermosos momentos. Y cuando exista jarana en mi casa me gustaría verlos a todos a tirios y troyanos. Y Carlitos Serna si resucitase, les aseguro, volvería a morirse.

martes, 15 de julio de 2014

Crónica 24.- La Saeta rubia

Así también era el título de una película cuyo actor principal era el famoso futbolista argentino nacionalizado español Alfredo Di Stéfano. Interesante película donde le enseña a jugar a un niño y también sale actuando en toda la dimensión de su juego.
 
Aprendí a admirarlo y me hice hincha del Real Madrid de España de la década del 50. En 1960 vino la Selección Española a jugar contra la Selección Peruana. No teníamos un gran equipo. Luego del sudamericano del 59, emigraron grandes jugadores al extranjero. Solo Alberto Terry no fue contratado porque jugaba ya sus últimos partidos. Todos los demás estaban pedidos como Víctor Benitez (semejante jugador aliancista) que fue al Boca Junior de Argentina y luego al fútbol italiano donde con el Milan fue campeón de la Champion, Juan Joya al Peñarol de Uruguay, Oscar Gómez Sánchez al River Plate de Argentina, Félix Castillo, Miguelito Loayza (una mezcla de Challe, Cueto y Sotil) también al Boca Junior; Grimaldo y De la Vega, José Fernández, Rafael Asca etc. En aquel partido, estaba Dimas Zegarra en el arco, Angel Uribe, Joe Calderón, Oscar Montalvo y José Carrasco entre los mejores.
 
Estaba en Tribuna Sur, cuando se produce un ataque por el lado izquierdo de Zegarra que sale a cortar y luego se produce un enganche de Di Stéfano hacia el centro por el lado del punto de penal, quedando solo ante el arco desguarnecido. Anotó el primer gol y me costó comprender por qué el público aplaudía ante un gol en contra. Había sido una jugada genial de la “Saeta Rubia”. Finalmente nos ganaron 3 por 1. De allí en adelante, porque el gol se produjo como a los veinte minutos, me dediqué a observar al rubio jugador qué tan bueno era. Porque estaba bien que lo admirase pero me encolerizaba que fuésemos perdiendo. Y cómo jugaba, de físico muy atlético, tenía en la camiseta el número 9, o sea un centro delantero neto, pero se comía la cancha. Ya era, puntero derecho, ya back de área, ya mediocampista. Otras marcador de punta y avanzaba para rematar como delantero centro. Jugaba de cabeza y tenía gran movilidad, subía y bajaba con extraordinaria velocidad. Jugaba en una cancha de Fútbol como si se tratase de un campo de Fulbito. Tenía mucho liderazgo, todos lo buscaban para entregarle el balón y cuando no lo hacían, les reclamaba levantando la mano. No se cansó nunca. Se le escapaba a Joe Calderón que quería marcarlo a como diera lugar. Después declararía a los periodistas que el peruano que más le gustó fue el número 6 (Calderón), pero que abusaba del juego brusco.
 
Luego vino el Real Madrid y también Di Stéfano (no sé por qué los diarios no lo recuerdan, salvo que por mi adolescencia lo haya imaginado). Fue sin lugar a duda el mejor jugador extranjero que vi en mi vida. Y eso que también observé los partidos de Oscar Omar Sívori, Maradona, Pelé (varias veces), a Cruif y Messi sólo los he visto por televisión. El que mejor actuó en el Nacional fue Alfredo Di Stéfano. Genial jugador que no tuvo la suerte de jugar un Mundial, ni con Argentina ni con España, ya que actuó en ambas selecciones. Faltaban pocos años para su retiro por lo que lo observé ya maduro. Sin embargo cuentan que era muy veloz en sus inicios en el River Plate de su país de origen y en el Millonario en la época del “Dorado” en Colombia, donde jugó con los peruanos Alfredo Mosquera y Ismael Soria, marcador de punta de Universitario a quien lo recordaría siempre porque este le contaba de su natal pueblo peruano: Huacho. Era un jugador serio y a veces irascible. Gustaba de fumar y casi siempre se le veía con habano en la boca. Los entrenadores no podían hacer nada porque se preocupaba que en sus contratos figurase este hábito. Manifestaba que el día que corriese menos que sus compañeros, le podían prohibir fumar. Y eso no ocurrió nunca. Cuando yo tenía doce o catorce años, hablaba tanto de la “Saeta Rubia” que los amigos me clavaron una “Chapa”: Di Stéfano. Y cuando compramos nuestras primeras chompas de juego en el equipo de mi barrio (celestes) me dieron la número 9. Descansa en paz glorioso jugador que alegraste a tantas generaciones con tu hermoso juego. Tengo un ex alumno que reside en España y cuando venga en unos meses me traerá una camiseta del Real. Pueden adivinar el número.

martes, 8 de julio de 2014

Crónica 23.- Ser maestro en el Perú es una forma peligrosa de vivir como tambien una forma hermosa de morir (Ricardo Dolorier – 1969)

A fines de Marzo del 92, andaba molesto, irritado, descorazonado, renegando por todo y con el sabor amargo por conocer qué había hecho mal en mi condición de Director de mi Plantel. Habíamos diseñado nueva distribución física del Centro Educativo “Andrés Avelino Cáceres” de la Urbanización Las Palmeras, conseguido a través de COOPOP 3,100 m2 de losa deportiva cuya área anteriormente era de pura tierra; implementado el polideportivo con arcos para Fulbito, aros para el Básquetbol, net para el Vóleibol y reflectores para la iluminación de eventos nocturnos, modernos servicios higiénicos. El 20 de abril anterior (1991), habíamos inaugurado la losa del colegio con la presencia de la Primera Dama de la Nación Susana Higuchi y andábamos los docentes, que éramos pocos los que habíamos trabajado y la APAFA con la familia Diburga a la cabeza, caminando literalmente sobre nubes por la labor realizada. Y de pronto, la autoridad educativa inmediata que me cesa en el Cargo para entregárselo a un “colega” que había trabajado unos meses en la sede central del Ministerio de Educación. Acudió con una carta de recomendación de una alta autoridad educativa y al Director de la USE no le quedó otra que hacerle caso, como él mismo me lo confirmó cuando fui a reclamarle y a solicitar mi cese inmediato de la carrera magisterial. Me asignó a la misma dependencia educativa como Especialista de Educación, que a la sazón era un alto cargo a la que todo docente aspira luego de tener la dirección de un colegio. A fines del mes de Abril (92), el Director de la USE me ofrece la dirección de un Colegio donde podía hacer mucho dada la experiencia que poseía. Nuevamente me incomodé porque pensaba que la dirección de un buen plantel era en mérito a la labor realizada, pero era lo contrario, esto parecía ya un castigo. Existía 8 mil m2 de tierra destinado para un nuevo Plantel sin cercar, no había baños, ni agua, ni luz y las tres aulas que existían eran de adobes con el techo de palos, cañas y esteras. Unas cuantas mesas deterioradas y dos sillas en mal estado.
 
Los niños debían sentarse en adobes cubiertos de periódicos o cartón, cruzaban dos acequias, era todo un terral y el Asentamiento era considerado como zona roja. La APAFA ya se había formado y sus integrantes tenían gran condición política dado la época que se pasaba y el arraigo que tenían los izquierdistas. Durante las noches, en plena área del colegio los “cumpas” hacían ejercicios antes de trotar por calles adyacentes. Un año antes habían matado de un balazo al Director de otro Centro Educativo ubicado en Enrique Milla y los directores de los colegios vecinos andábamos preocupados porque estos asesinatos obedecían más a propagandizar el movimiento que hacer ajustes por malos manejos. Particularmente, no pensaba que pudiese ocurrirme nada. Había decidido pasar el tiempo para cumplir 25 años de servicios y retirarme desilusionado del magisterio porque no había aumentos, nuestro sindicato el SUTEP se había politizado mucho perdiendo su condición sindical y ya me faltaban dos meses para cumplir 25 años de servicio y adelantar mi retiro del Sector de Educación. Llegaba tarde sin mucho apuro, hacía lo suficiente para tener presencia con tres profesores que teníamos. Una mañana, la esposa de una familia que fungían de guardianes me alertó que habían dos muchachos que me estaban buscando y preguntando interesadamente por el Director. Que habían acudido hasta en tres oportunidades, pero la última me lo dijo con un pánico tremendo, sus ojos estaban desorbitados, temblorosa y balbuceaba cuando hablaba. Me confió que le parecía haberle visto un revolver, que tenga mucho cuidado. Tuve que calmarla, pero a los pocos días se mudaron para no volver nunca más. La USE me envió tres profesores más, acondicionamos un silo para el baño. Solicité apoyo a una familia para que mediante un cable tengamos energía eléctrica. Andaba con esa desazón cuando un día al llegar al colegio observé a una niña que se le había aflojado el estómago. El baño estaba ocupado y no le quedaba otra que refugiarse detrás de una pilca de adobes. Al acudir llorosa se dio cuenta que había incluso más personas que la observaban y retornó más llorosa aún sin saber dónde protegerse para realizar sus necesidades, finalmente se ensució creando un ambiente de escándalo. Me sentí mal. La experiencia de esa niña me marcó y me propuse dotar de mayor comodidad al Plantel preguntándome cómo podía haber caído en esa condición irresponsable, como si fuera un mecanismo de defensa en contra del Ministerio de Educación por desatender a los maestros.
 
Acudí a diversos lugares para solicitar donación de mobiliarios. Así fui a dar al Ministerio de Agricultura de la Av. Salaverry y conversando con un integrante de esa cartera me invitó a conversar con el Ministro de aquella época: Absalón Vásquez Villanueva. A los quince minutos estaba en su oficina conversando como dos buenos amigos y con un café en la mano. Me convirtió en el Capitán de los centros educativos de la zona de Confraternidad y nos propusimos iniciar trabajos para edificar no solo el Centro de mi dirección sino el de los otros vecinos. La entidad que nos apoyaría era el INFES. Y se comenzó a trabajar a pasos agigantados y en el centro poblado había el rumor que iban a dinamitar los iniciales trabajos porque “los cumpitas” no estaban de acuerdo con nada que hiciese el gobierno. Así me lo hicieron saber, a lo que contesté que ello era un trabajo que a mí no me iba a servir porque estaba pronto al retiro, que si lo dinamitaban los que perdería eran los niños del lugar. Y que si eso iba a ocurrir que me lo dijesen de alguna manera para ya no perder mi tiempo en algo que iba a ser inútil. Al día siguiente recibí el mensaje. “Director, siga nomas con los objetivos que se ha propuesto. Tiene razón, los niños no tienen la culpa de otras cosas que haga el gobierno”. Con la anuencia respectiva finalizamos los trabajos y el 20 de Marzo del 94, se inaugura el Centro Educativo 2022, completamente cercado, con instalaciones de agua, luz y un Tanque Elevado, tres pisos construidos con un sinnúmero de aulas todas ellas completamente ambientados y con mobiliario moderno. Dirección, Sala de Profesores, Cocina, Ambientes varios y una losa deportiva. Toda una fiesta de la comunidad y la presencia que nadie esperaba del Presidente de la República de entonces, Alberto Fujimori Fujimori. La inauguración del Plantel y la de los demás vecinos sirvieron para ampliar la Av. Huandoy y el reacondicionamiento de varias pistas, al margen de la decisión férrea del que suscribe, cesar definitivamente del Magisterio Nacional. Misión cumplida. Había obtenido otra placa de reconocimiento, ya iban tres, pero ninguno sirvió para que aumentasen mis magras remuneraciones. Cesé el 6 de Agosto de 1994, había pasado dos años pero el recuerdo de aquella niña presurosa por un servicio higiénico me seguía atormentando.

sábado, 7 de junio de 2014

Crónica 21. El gran tenor Lucho Alva

Acostumbraba mi padre contarnos muchos pasajes de su vida. Lamento no haber tomado suficiente nota para narrarlos ahora. Personalmente me pasó lo mismo con mi familia, hay veces que las historias parecen intrascendentes por eso ahora las escribo y salen casi en borrador, porque si me dedico a corregirlos ya no las publico como me sucedió por años. Promediando la década del Sesenta, había vivo interés por asistir al recital que debía ofrecer Luis Alva en el Auditorio de Radio Nacional del Perú. Lucho Alva, era el famoso tenor lírico ligero que estaba triunfando en el mundo entero. Antonio nos decía que era su amigo de antaño. Asistió con mi madre pero no tuvo la oportunidad para saludarlo. 
 
Por los años 49-50, cuando Antonio vivía y cuidaba la casa de Juan Newton allá en el Jr. Cápac Yupanqui 1525 en Lince, un veterano solterón inglés que solía viajar constantemente por el mundo, recibió la visita de una tía del dueño de casa, la señorona María Jesús, quien fue la primera persona que me engrió después de mi madre, para indicarle que iría un jovencito a practicar canto porque debía brindar un concierto allí mismo en una fecha próxima. El joven debía pasar una prueba ante la Maestra Rosa Mercedes Ayarza de Morales y unos representantes, que debían costear los pasajes para su viaje a Italia a seguir estudios de canto, nada menos que en la Scala de Milán. Antes de la actuación, el jovencito se acercó a mi padre para pedirle clara de huevo a efectos de hacer gárgaras para mejorar la voz. Pocos meses después el jovencito Luis Alva viajaba a Italia por barco. Debía tener 21 años porque mi padre estaba por los 24. En la recepción de aquella noche, al jefe de los mozos le había faltado un integrante de su staff y se encontraba contrariado porque no sabía como cubrirlo. Le pidió a mi papá que lo supla y lo hizo bien. Al final, grande fue la sorpresa de Antonio que la remuneración de esa noche era casi como lo que ganaba en un mes.
 
Se fue su primer jefe dejándole el número telefónico y la promesa de buscarlo después para continuar con otros trabajos. De esta manera comenzó a realizar “cachuelos”, aprender más y conocer lugares como el Hotel Country Club de San Isidro, el Majestic de Pueblo Libre (famoso Salón de Recepciones de los 50). El Hotel Bolívar, el Maury, el Alcázar, el Hipódromo de San Felipe, el Palacio de Gobierno, El Tambo de Oro de Belén, el Pabellón de Caza de Monterrico y conocer muchas personalidades nacionales y extranjeras. De secretario-ayudante pasó a ser Maître (Anfitrión), en época que no habían Institutos especializados en estos menesteres. Así, fue contratado en calidad de prueba en el Roff Garden 91 famoso Restaurante limeño que alguna vez fue considerado uno de los mejores restaurantes de América Latina por una revista norteamericana y que quedaba en la cuadra 9 de la ex Av. Wilson de Lima y se quedó por quince años. El Restaurante era regentado por los hermanos Dino y Piero Pratti, a quienes conocí junto a uno menor Fernando, que falleció trágicamente en un accidente automovilístico viniendo de La Molina. Tuvo oportunidad de atender personalmente a Mario Moreno “Cantinflas”, de quien decía que asistía con un grupo de personas, que sólo hablaba y arrancaba risas, que era serio, no reía nunca, sólo hacía reír. También Ava Gadner, María Félix, John Wayne y el primer Tarzán del cine americano Johnny Weissmuller quien nos visitó a fines del 60 y entre wiskys y pisco sours, se paró en una silla y lanzó su famoso grito del Hombre Mono en pleno comedor ganándose los aplausos de la concurrencia.
 
Como se recuerda, el famoso nadador rumano, nacionalizado norteamericano fue ganador de cinco medallas de oro en las Olimpiadas de Paris en 1924, falleció en l984, alcoholizado y con demencia senil que lo arrastraba de muchos años atrás. Atendió también al clan Prado, a Marianito Prado, a los doctores Alberto Sabogal de quien decía que era muy ameno y Guillermo Almenara, famosos médicos peruanos quienes al fallecer se les dieron nombre a los hospitales que ellos habían organizado. Hasta que una noche llegó Lucho Alva. Muy maduro, con un buen séquito y tuvieron la oportunidad de saludarse. El tenor y Antonio, recordaron que la clara de huevo que le había alcanzado en la noche de su recital le dio suerte y en forma recíproca, Antonio encontró la profesión de su vida, la misma que le permitió vivir decentemente, construir su casa y educar a sus hijos. La historia continúa cuando sabemos que el gran tenor lírico ligero es ahora profesor de música en la Scala de Milán de Italia y uno de sus grandes alumnos que pasó por sus aulas es otro extraordinario peruano el gran Juan Diego Flores. Antonio cumple este 12 de Julio próximo, tres años bajo tierra.

martes, 27 de mayo de 2014

Crónica 20. EL SUTEP

A fines del año 1972 se funda el SUTEP en el Cusco, habiendo salido como Secretario General Horacio Zeballos Gamez, un docente nacido en Moquegua, político, de gran verbo y capacidad intelectual. En los inicios de ese año ya se hablaba del SUTEP en todo Lima y ya se habían formado los primeros cuadros de sindicalistas en muchos centros educativos. Trabajando en el Km. 12 - Comas en el C.E. 3062, me eligieron Secretario General de esa base, denominado así al Colegio donde uno laboraba. Pero a nivel de todo el Sector Doce que comprendían los distritos de Independencia, Comas y Carabayllo salí elegido Secretario de Deportes, Recreación y Cultura. De tal forma que a manera de propagandizar el Sindicato me encargaron la organización de campeonatos de Voleibol para profesoras y Fulbito para maestros. Que manera de tener éxito los eventos deportivos.

Se llevaban a cabo los sábados en las mañanas y la cantidad de maestros que asistían eran fabulosos. Escogimos el colegio de Estados Unidos, luego el Israel, el Carlos Wiesse, el Independencia, el Colegio del Morro en Independencia y era toda una fiesta deportiva porque asistían a observar los colegas de sus centros, hasta los directores de los planteles asistían. Tenía en mi comité directivo a colegas de gran capacidad de trabajo que me ayudaron mucho. Uno de ellos era el gran Arnulfo Medina Cruces, posteriormente tres veces Alcalde de Comas. Gran condición técnica mostraban los profesores y las maestras de igual manera. Todos éramos jóvenes. Se lucían los profesores de educación física y los jugadores de fútbol que actuaban en Ligas o en el fútbol profesional como Tadeo Risco, Adrián Bernal, Roberto Angulo y otros que eran de barrios que jugaban bien.

Mientras organizaba exitosamente estos eventos, durante la semana llevaba la Educación Inicial en el YMCA del Rímac, por la tarde en el Colegio Estatal y en los meses de verano era Salvavidas del Club Alemán. Aún no había nacido ninguno de mis hijos y tenía una ilusión tremenda por todo lo que pudiese venirme en el futuro. Los colegas encargados de la promoción cumplían con su faena de entregar documentos, comunicados o “mosquitos”, retirándonos pasados las dos de la tarde. Con Horacio Zeballos tuvimos acercamiento y una amistad no cercana, pero lo suficiente como para que en algunas oportunidades lo hiciésemos brindando un trago de por medio. Era un docente más, común y corriente. Nada hacía presagiar que seis años después lo eligiesen Presidente del Comité de Lucha del Magisterio a nivel Nacional (sobre todo en la gloriosa Huelga Nacional Indefinida de 1979).
 
En las reuniones que solíamos tener en el Jardín Botánico que quedaba en la Facultad de Medicina de San Fernando de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos lo viésemos distinto, como un salvador, casi con un áurea que lo rodeaba y dueño de un liderazgo que mantenía a los profesores que asistíamos a los informes completamente interesados en todo lo que decía. Gran tipo, lamentablemente murió siendo congresista. Realmente fue muy poco lo que consiguió para el magisterio nacional en materia económica, pero si le dio al maestro la propiedad y el respeto que debía tener sobre todo de parte de las autoridades gubernamentales, sean civiles o militares. Personalmente asistía y participaba de las acciones sindicalistas en tanto era una agrupación defensora de los derechos sindicales de profesores. Luego se politizó demasiado y opté por hacerme a un lado sin desligarme totalmente. Por el trabajo sindical que realicé me gané el aprecio de muchos colegas que siguieron brindándome su amistad después aún a sabiendas que ya no era el luchador de antaño. Ya entonces había pasado a laborar al 2091 de Las Palmeras en Los Olivos (antes San Martín de Porres). Hubo afiches y fotografías mías que salieron en periódicos, revistas como “Marka” y algunos periódicos de entonces. Nos corretearon los policías y miembros de seguridad del estado, me salvé de ir al Sepa (lugar que existía como una gran cárcel y que quedaba en la selva y que fueron a parar varios de nuestros dirigentes) o estar varios meses detenido en Seguridad del Estado o en las instalaciones de la Guardia Republicana allá en el Rímac.
 
Una noche, en San Marcos, debíamos escuchar un informe interesante de Arturo Sánchez Vicente (otro gran luchador) y otros miembros del Comité Ejecutivo Nacional. Sin embargo, se demoraban tanto que optamos por hacer tiempo y acudimos al frente a tomar por unos minutos unos vasos de cervezas (en aquel entonces no estaba cercada la Universidad como ahora). Grande fue nuestra sorpresa cuando observamos gran cantidad de policías que ingresaban al recinto universitario cercándolo y agarrárselas con los docentes, metiéndoles una tanda tremenda con sus varillas y haciéndoles subir a los camiones (“caimanes”, le decíamos) llevados especialmente para llevárselos detenidos. Esos colegas apresados demoraron como un año para salir en libertad. Y lo hicieron en el mes de Julio del 80 cuando retornó a la presidencia Fernando Belaunde Terry. Nuestra lucha era netamente sindical y fuimos el primer gremio de trabajadores en salir a protestar a las calles y hacíamos real el estribillo que cantábamos “EL SUTEP, LUCHANDO, TAMBIÉN ESTÁ ENSEÑANDO”. Era la época del gobierno militar, la represión era bárbara y había que ser muy valiente para enfrentarlos en las calles. Poco tiempo después salieron los bancarios, los mineros, las enfermeras, sindicatos como Cromotex, Bata y otros. Ahora lo hacen los médicos. Pero el nuevo magisterio, politizado o no, debe seguir luchando….
 

martes, 13 de mayo de 2014

Crónica 19. San Carlos. Parte 2

Corría el año 75 y acostumbrábamos a hacer el Informe Final de cada alumno en las cuatro áreas fundamentales de la Educación Inicial: Área Cognoscitiva, Social Afectiva, Psicomotora y Desarrollo de la Actividad Artística. Incidíamos en cada área y procurábamos plasmar un informe lo más próximo del niño(a). Románticamente creíamos que los docentes de educación primar...ia adonde iban a continuar los alumnos, tendrían un instrumento pedagógico para regirse y continuar con la formación del educando. No era así, porque además no era costumbre de los otros centros hacer semejante trabajo. El caso es que a fin de año una niña, con problemas, recibió su Informe para conocimiento de sus padres y el seguimiento del caso. Grande fue mi sorpresa cuando la mamá me llamó por teléfono para recriminarme por semejante evaluación. Había asistido con su esposo al Centro para solicitar directamente las explicaciones que pudiese darle. No estaban de acuerdo con lo que se manifestaba en dicha evaluación. Como no me encontraron, optaron por la llamada telefónica en donde descargó no sólo sus inquietudes si no también lo más importante para opacar la claridad de su cerebro: la cólera. Me acuerdo del año porque realmente fue un trabajo muy concienzudo en donde cada uno de los alumnos tenia una Ficha.
 
No volvimos a desarrollarlo en los siguientes años de esa manera, lo hicimos más elemental. Pasaron cuatro años, cuando recibí la visita de la misma señora. Traía de la mano a su niño de cinco añitos y sorprendido le pregunto por su hijita mayor. Me confió que cansada de que las profesoras le indicasen cada fin de año que debía recibir atención psicológica, llevó a su pequeña de nueve años junto con su esposo al mejor psicólogo que había en Lima. El profesional les recriminó preguntándole porqué habían esperado tanto tiempo para dar inicio a un tratamiento. Les preguntó además si había hecho el nivel de Educación Inicial, dónde y si alguna vez le habían manifestado de alguna anormalidad que hubiesen detectado, si hubo algún tipo de evaluación de esos años. La madre le indicó que efectivamente en una oportunidad había recibido una evaluación que ella consideraba que no era correcta y que lo tenía guardado “por algún lado”.
 
Felizmente la madre era muy ordenada para guardar los instrumentos de sus hijos y cierto que lo tenía pero no se acordaba donde. El doctor les pidió que por favor regresen con dicha evaluación porque era muy importante para él. Después de rebuscar tanto, lo encontraron. ¿Cómo podía valer tanto ese cartón de Evaluación para el doctor si casi la estaban tildando de esquizofrenia a su niña?. El doctor se quedó plasmado con el Informe. Señora, le inquirió, si aquí está todo muy bien especificado, por qué no la trajo en esa oportunidad, cuánto hubiese progresado desde entonces ahorrándole momentos martirizantes a su pequeña y finalmente preguntó: Quién es el doctor que escribió este Informe. No es doctor le respondió la señora, es un profesor del Jardín. ¿Profesor, en un Jardín de Infantes?. Generalmente son profesoras las que están al frente de los alumnos de Educación Inicial y debe tratarse de un caso único, añadió. Eso permitió que la señora comentase de las actividades y forma de enseñanza que realizábamos en el Centro.
 
El doctor, famoso psicólogo peruano desde los 60 hasta la actualidad, tuvo la gentileza de explicarles a los papás, que nunca había tenido un Informe tan cercano a los problemas psicológicos de una niña y que por favor acudan al Centro de Educación Inicial “San Carlos” ha extenderle las felicitaciones especiales de su parte al mencionado docente. Por eso, profesor, ahora le traigo a mi niño “A ojos cerrados” y también le expreso mis disculpas junto a mi esposo. Ese saludo y felicitación del Dr. Artidoro Cáceres, aún cuando no exista nada escrito ni ningún pergamino de por medio, representa uno de los mejores reconocimiento que tuve en mi carrera profesional. Como comprenderán he evitado citar nombres. Secretos profesionales.

jueves, 8 de mayo de 2014

Crónica 18. San Carlos. Parte 1

El hombre que inicia un nuevo estado como es el matrimonio, desea demostrar a su amada que puede tener otros ingresos además del que ya se proyectaron. Así es que luego de probar algunos otros menesteres, recalamos en la posibilidad de formar un Centro de Recreación Infantil para niños menores de seis años que se desarrollasen en el mundo psicomotriz. Era la idea co...n Jorge Naldos, Secretario Administrador del YMCA Rímac de la Av. Morro de Arica en el Rímac, lamentablemente fallecido. Habíamos recopilado algunos escritos colombianos y otros argentinos y lo amoldamos a nuestra realidad para hacer unas separatas que tenían como quince hojas. Error de juventud, el peruano no lee más allá de media página y sólo si le interesa. Así y todo lo repartimos en los alrededores del YMCA – Villacampa, zona más pudiente del Rímac y sobre todo en las casas de la División Blindada del Fuerte Rímac. Nos pasamos todo el mes de marzo de 1972 en esos preparativos. Queríamos conseguir colchonetas y taburetes para niños de esa edad, sogas, pelotas de todo tamaño y material deportivo diversos. Reunión con los padres de familia el 30 de ese mes.
 
Luego de la charla y las explicaciones de la labor por realizar, las madres se me acercaron para consultarme cuando iba a entregar la lista de útiles. No habían entendido nada y pensaban que se trataba de un Kinder o Jardín de la Infancia (Posteriomente Educación Inicial). Rápidamente me di cuenta porque contábamos con 26 niñitos y allí mismo sobre la hora cree un Centro de Educación Inicial y lo denominé “San Carlos”, convirtiéndome en el primer profesor jardinero a nivel nacional. Era una actividad educativa nueva para nuestro medio, aún no se había oficializado y no existía la obligatoriedad de hacer Inicial antes de pasar al nivel de Educación Primaria. Pero existían Kinders como lo llamaban. Recuerdo haber asistido cuando niño a un Centro que no se donde quedaba y que era atendido por señoritas correctamente uniformadas y con materiales de primera calidad, allá por 1950. Primera vez que usé una plastilina y no lo volví a usar hasta ser docente de primaria que era realmente mi profesión. Asistía a ese Kinder, sólo por unos días acompañando a Fernando, Roberto y Angela Da Silva, niños brasileros, hijo de la familia para quienes mis padres trabajaban y que se sentían muy bien conmigo.
 
Mi objetivo económico era obtener un ingreso mínimo de mil soles de la época y lo estaba obteniendo de acuerdo al porcentaje estipulado con el YMCA, más del doble, por lo que también incrementó mi interés por desarrollar una buena labor. Aprendí cuentos y canciones, algunos muy antiguos. Desarrollé mi creatividad. Arreglé algunas canciones, le di más acción a los juegos y cuentos, aunado a la acción y gestos que ponía para contarlos. Estuve cuatro años en Morro de Arica y cuatro más en la Av. La Capilla que quedaba a un paso. No se si las charlas y cuentos que contaba a la hora del ingreso le agradaban sólo a los niños o también a los padres que solían acompañar a sus hijos. Lo notaba por la incomodidad de ellos cuando por algún motivo llegaban tarde. Hasta ahora se acuerdan los ex alumnos de algunos cuentos. Mis hijos que fueron también alumnos, también me lo hacen recordar. Ellos tenían la misión de llamarnos profesor. El “papá” quedaba para el hogar. De esa manera le explicábamos que los otros niños no debían sentir la diferencia. La Señorita Nelly, Auxiliar del Centro era la encargada de llamar a los niños cuando venían los padres para retirarlos a su casa.
 
Un día encontré a Pepe, mi segundo niño a la sazón de cuatro años, triste y lloroso. Al requerirle por su estado se puso a llorar y me daba las quejas de que su papá o su mamá nunca venían a buscarlo como hacían los papás con sus compañeros. Le dije que “iba a hablar seriamente con su papá”, calmándolo de alguna manera. Al día siguiente, a la hora de salida, me retiré por la puerta principal y entré por el corredor, indicándole a la Señorita Nelly, avisada previamente, que le avise a Pepito que su papá había llegado a recogerlo. El llamado de “Pepito De la Cruz……”, “Pepito De la Cruz…..” que nunca se escuchaba, se dio. Nunca vi a un niño más contento y feliz como a mi pequeño que se puso de pie y vino corriendo hacía mis brazos. Lo levanté y abracé ante los gritos de alegría que lanzaba y me introduje prontamente con él al interior del Plantel para evitar que alguien se dé cuenta de mis ojos húmedos. Había dejado de verlo por dos minutos en mi condición de profesor para hacer el rol de padre. Me sirvió para explicarles detalladamente a mis otros hijos, la labor que desarrollaba.

Crónica 17. Felipe Pinglo Alva. Parte 3

El inmortal bardo criollo, mediante sus composiciones retrató a la Ciudad como nadie antes lo había logrado. “La Oración del Labriego”; “El Plebeyo”; “El Espejo de mi Vida”; “El Huerto de mi Amada”; “Bouquet”; “Amelia”; “De Vuelta al Barrio”; “Mendicidad”; “Jacobo el Leñador”; “El Canillita”; “Ramito de Flores”; “Querubín”; “Pobre Obrerita”; “Mendicidad”; “...Locos Suspiros”; “Amor Iluso”; “Alianza Lima” (Marinera) y un sin número más de valses y polkas fueron creados por el Maestro. A mi modesto entender “El Plebeyo” y “La Oración del Labriego” deben ser considerados como himnos del criollismo y “De Vuelta al Barrio” lo más grande en los Barrios Altos.
 
Grandes compositores y músicos de su promoción así también lo valoran. Entre ellos: Laureano Martínez Smart, Samuel Joya, Pablo Casas (autor de Anita), Pedro Espinel (el Rey de las Polkas), Carlos Saco, Alcides Carreño, Nicolás Wetzell. A decir de sus amigos Felipe Pinglo cantando no era bueno y tocando su guitarra no era mejor. Cantaba en tono suave casi confidente, pero nadie va a dudar de la calidad de sus escritos y lo extraordinario que era para componer sus canciones. Loayza se aferra a la versión que a raíz de su problema sentimental narrado al mismo compositor en la trastienda que tenía su Sastrería de la calle Trinitarias y que a la semana le mostró la Letra de “El Plebeyo”. También al hecho de que el espejo antiguo que tenía sirvió al genial bardo para componer “El Espejo de mi Vida”. Además, orgulloso tanto él como sus hijos César y Alberto, muestran una guitarra que aseguran perteneció a Pinglo. Esa guitarra, no muy grande, fui testigo de su existencia, está ahora en poder de su hijo César allá en Sol de Oro y en su interior tiene la marca “Falcón”.
 
Algunas veces, Alberto la sacó de su casa en los Barrios Altos (a escondidas de su padre) para ir de parranda o serenatas junto a varios amigos y sobre todo de Alfredo Calderón, otro compadre mío que tocaba bien la guitarra. Vihuela, era el término que le daban a la guitarra. Todas estas aseveraciones del veterano Loayza las daba en declaraciones a revistas, periódicos y estudiosos del vals criollo. Los periodistas Lorenzo Villanueva y Jorge Donayre, editaron una Antología de la Música Peruana, Gonzalo Toledo, quien trabajó con Augusto Ferrando fue otro periodista estudioso de la música criolla porque además era barrioaltino. Ellos afirman casi lo dicho por Loayza. Pero existen otros que tildan la historia de mentira. Lo real es que Jorge Lázaro, nunca se preocupó por buscar testigos. No lo necesitaba porque eran sus vivencias. Su hijo Alberto Loayza Ygreda, gran docente de Educación Secundaria en la especialidad de Lengua y Literatura y excelente “pelotero” (futbolista) con quien me tocó jugar juntos en innumerables oportunidades durante la juventud, el tiempo y la distancia de nuestros domicilios se ha encargado de alejarnos. Las últimas veces que nos reunimos fue con ocasión a los entierros de mis padres en donde tuvo la oportunidad de brindar excelentemente las palabras de despedida a quienes de alguna manera motivaron y perfilaron su personalidad ya que fue muy allegado a mi hogar. Escribimos nuestras tesis para graduarnos en la cochera de mi casa en los Barrios Altos (primera cuadra del Jr. Cangallo, calle Suspiros). Me sentí agradecido y pienso que lo que se hereda no se hurta. Digno hijo de su padre, don Jorge Lázaro Loayza. César, su otro hijo, era gran cantor y guitarrista de voz melodiosa, vive actualmente en la Urbanización Sol de Oro y Alfredo otro de los mayores, ex trabajador del Diario La Prensa, era amante de la buena comida y buen vino, vive en la Urbanización Mangomarca. Todos ellos excelentes criollos.

martes, 22 de abril de 2014

Crónica 16. Felipe Pinglo Alva. Parte 2.

La amistad con don Jorge Lázaro Loayza se prolongó por muchos años hasta el momento que dejó de existir. Esto pasó cuando ya contaba con 96 años y pensando que llegaría al siglo de existencia y contaba con la emoción de llegar al año 2000. Había nacido en 1899 por lo que era promoción con Felipe Pinglo que nació el mismo año. Varias veces me invitó a almorz...ar a su casa en la Urbanización Sol de Oro con el aval de su esposa la señora Zoila Gutiérrez de Loayza (otra señorona gran amiga) quien llegó a ser Presidenta del Movimiento Scout del Perú. Había dejado su Taller de Sastrería, uno de pocos que hubieron en los Barrios Altos, al jubilarse y al solicitárselo las monjas que regentaban las casas construidas alrededor del Convento de la calle Trinitarias. Me narraba que había confeccionado ternos a ex presidentes, diputados y senadores, grandes políticos de entonces, al Rey del Hampa Luis D´Unian Dulanto alias “Tatán”, a personalidades de la época y también al gran bardo criollo. Justamente, tenía un espejo grande en un mueble (de los antiguos) para que se puedan observar y probarse los sacos las personas que requerían de sus servicios, el mismo que usé para peinarme y acomodarme el cabello algunas veces.
 
Cuenta don Jorge que Felipe en una oportunidad, estando un poco demacrado se vio desmejorado y comenzó a componer en voz baja: “Ya estoy viejo hay arrugas en mi frente…” y luego terminó la composición “El Espejo de mi Vida” uno de los clásicos del mejor compositor de valses de todas las épocas. El mueble, cuando los Loayza se mudaron a Sol de Oro, lo dejaron por unos días porque no había espacio en el camión que contrataron para trasladar sus enseres. Cuando volvieron se dieron con la sorpresa que ya no estaba y nadie le daba razón de ello. Al margen no le dio tanta importancia como si lo valoramos ahora por ser una importante pieza histórica. Otro de sus hijos de Jorge Lázaro, César, gran cantante y guitarrista también gran amigo, posee innumerables recuerdos de su padre y de Pinglo que lamentablemente no lo ha archivado de gran manera. En cierto momento y en horas de bohemia César me mostró la partitura de un vals escrito de puño y letra del Maestro dedicado a Jorge Lázaro. Pinglo era de esa manera, bohemio y de hacer muchas amistades. Cualquier acto o experiencia de momento servía para hacer una composición. Son cientos las composiciones que se conocen pero muchos más los que componía en cualquier papel o en servilletas de papel de viejas fondas y que obsequiaba a sus amigos con dedicación incluida. Loayza indica que no murió de Tuberculosis como asevera mucha gente. Era trasnochador, bohemio, pero no de tomar tanto. Realmente no me dijo como creía que había muerto, solo aseveraba que no era TBC.
 
La experiencia que tengo ahora me permite pensar que su mal que duró como ocho años fue Fibrosis Pulmonar que no le permitía respirar correctamente y que conforme pasaba el tiempo iba empeorando, además que era una enfermedad tremendamente desconocida para la época. Así fue como me introduje en el mundo criollo, más aún sabiendo que su madre había nacido en Lunahuaná, distrito de Cañete de donde soy oriundo, el deseo de conocer cada vez más de estos representantes del criollismo, de la gente de su entorno como Pedro Espinel, el Rey de la Polkas, promoción y que vivía cerca de Loayza y era además compadre espiritual del Maestro. A finales de su existencia tuvieron una diferencia que parece fue de faldas. El viejo Loayza, que me parece fui el amigo más joven que tuvo y el más cercano de todas las amistades de sus hijos, no dejaba de impresionarme con su verbo florido. Lo gocé cuando tomó la palabra en el quince años de su nieta Karina, hija mayor de Alberto allá en Mangomarca (ahora debe tener como 45 años mi sobrina querida) y en los quince también de Patricia en San Borja cerca del Hospital de Neoplasia. “Dejaste las muñecas, los jueguitos de té, para cambiarlos por zapatitos de cristal…”. Fue una reunión en donde algunos de los padres de nuestra “mancha” se conocieron y se juntaron por primera y única vez. Todos ellos ya pasaron a mejor vida. Alberto, mi compadre y amigo, siguió los pasos de su padre y era el orador de cuantas reuniones se trataba. El maestro cobró notoriedad después de fallecido. En 1936, grandes escritores, músicos, compositores, revistas, diarios y radios recién comenzaron a hablar de él.

Crónica 15. Felipe Pinglo Alva - Parte 1

Don Jorge Lázaro Loayza, era un Sastre que tenía su taller en la calle Trinitarias de los Barrios Altos (Cuadra 7 del Jr. Ancash). Calle sumamente criolla, porque a la vuelta en el Jr. Paruro había nacido Felipe Pinglo Alva a fines de 1890 en la calle Penitencia. En la esquina de Paruro y Ancash existía un Restaurante, famoso por muchos años, cuya especialidad era ...la preparación de potajes de pescados y mariscos, ceviche, parihuela, chilcano y leche de tigre entre ellos. Antes de llegar a Paruro había una Librería llamada “Vivanco” del señor Vivanco, esposo de Imac Súmac quien solía ensayar con grandes guitarristas de la época.

Cuando niño, solía comprar en esa Librería no solo útiles escolares sino también figuritas que acostumbraba a pegar en álbumes de entonces. Algunas veces, al llamar y solicitar atención salía Imac Súmac quien no me atendía porque no sabía donde se encontraban los productos, me pedía que espere, pero no era motivo para dejar de admirar su figura esbelta y sus grandes ojos cuidadosamente delineados. No miento cuando digo que me parecía percibir cierto destello alrededor de su cuerpo, como solo le brillan a las estrellas. Volviendo a don Jorge, era el padre de un amigo y compañero de la Universidad, quien un día me pidió que lo busque en aquel Taller porque acostumbraba a ayudar a su padre en los menesteres propios de la Sastrería. Al no encontrarlo y hacer el ademán de retirarme, don Jorge me pidió que pase, tomara asiento y que lo espere. A los 18 años no se puede hacer fácilmente amistad con un señor veterano que a la postre debía frisar los 60. Contra todo pronóstico, comenzó una charla muy amena. Con qué claridad manifestaba sus opiniones y sus aseveraciones tenían mucho fundamento. “El dolor, es el grito del órgano afectado” me indicó en un momento que me quedó marcado y que me acuerdo hasta ahora. Cuando llegó Alberto, que así se llamaba este amigo, fue para salir del embobamiento que me había producido conversar con un señor realmente fantástico que no había conocido hasta a esa corta edad. Mi futuro compadre, porque 20 años más tarde nos hicimos compadres espirituales, me contó de su papá. Que había estudiado toda la Secundaria con Felipe Pinglo Alva en el prestigioso Colegio Guadalupe quien había sido su compañero de carpeta y en una época que apenas sólo se estudiaba Educación Primaria. Estamos hablamos de 1915 más o menos (Recordemos que Pinglo escribió su primer tema en 1917 titulado “Amelia”). Para mi edad, que andaba cantando las canciones nuevaoleras, admirando a Los Compadres, Elvis Presley y a los Beatles no me sonaba mucho Pinglo Alva. Pero en el Hipódromo de Monterrico, donde trabajaba, Federico Rossini (el de los Chistosos) pasaba todo el tiempo libre cantando “Si pasas por la vera, del huerto de mi amada…”, era el inicio del Vals “El Huerto de mi Amada de Felipe Pinglo Alva”. Al escucharlo por Radio después me fui interesando en esa y en los otros temas del bardo criollo. Más aún, cuando Alberto Loayza me contó que su padre, como consecuencia de la historia de un viejo amorío se convirtió en la inspiración de Pinglo para escribir “El Plebeyo” que a la postre tiene como tres versiones diferentes. Mi admiración fue mayor cuando en plena clase Alberto Loayza invitó al profesor de Literatura Vicente González Montolivo (Excelente profesor quien tenía la gracia de dominar muchos temas, aquel de “La Charla de Café” que se pasaba por Televisión) para que asista a su casa a dialogar con su papá justamente para tratar sobre el tema de Pinglo y degustar una copa de Pisco. No estuve presente, pero Alberto me contó lo interesante de la reunión que trató sobre todo de la chica cuyos padres la enviaron de viaje para evitar que siga pensando en un “plebeyo”.

La costumbre del bardo era hacer composiciones al instante y dejándose llevar por la experiencia vivida y las historias contadas. Jorge Lázaro, un día le contó a su amigo Felipe lo que le pasaba a requerimiento de éste porque lo notaba triste. La chica pertenecía a una familia de buena posición económica y de rasgos blancos propio de los limeños antiguos, pero los padres no estaban de acuerdo de alguna relación de su hija con alguien que no tenga el nivel social y económico de ellos. Por tal motivo la enviaron de viaje. “…Mi sangre aunque plebeya, también tiñe de rojo…”. “Ella de noble cuna, y yo humilde plebeyo, no es distinta la sangre ni es otro el corazón. Señor por qué los seres no son de igual valor…”

Crónica 14. Lima Cricket. Parte 3.

Eran los inicios del 86 y me había propuesto formar un equipo de Fútbol con los niños más pequeñitos del Club, en aquel entonces más bisoños del campeonato de AFIM que habíamos iniciado el año anterior y esa era la Categoría 76 (Los nacidos en el año 1976). Era la Tercera Edición porque se hacían dos eventos por año. Y comencé a preguntar dentro del Club por todo... aquel niño que haya nacido en ese año. Los padres no lo podían creer. Uno de ellos, Michael Shanon, hijo de madre europea y de un argentino, tenía rapidez y potencia para disparar a su edad y era nacido en el 77. Lo convoqué ante la admiración de sus padres porque hasta entonces sólo jugaba haciendo disparos al arco y en forma recreativa (no era mi alumno porque estaba dedicado a las categorías un poco más mayores y esta familia eran socios nuevos). No tenían idea de formación en un equipo, algunos jugaban fulbito en su colegio. Y todos me llegaron a estimar no solo por la convocatoria sino por los entrenamientos y porque las competencias eran nuevo para ellos, sus papás les aconsejaban y estaban tremendamente motivados para el certamen. Se presentaron ocho equipos, entre ellos el Cantolao, Deportivo Zúñiga, Centro Iqueño, el Germania, Lima Cricket y otros. Contra lo previsto, hicimos un gran papel y nos convertimos en los animadores del Campeonato. Quedamos terceros. Para el 88 el equipo era otro.

Mejor entrenados, con mayor condición técnica y con propuestas para ir al extranjero para una gira y campeonatos que se hacían en Argentina y en la Serena, Chile. Éramos los animadores del certamen. Sin embargo, cometí un error al organizar a los padres de familia para obtener mayor “apoyo”. Uno consideró que al tener que atender a las otras categorías mayores, no me abastecía para atender la categoría 76. Optaron por contratar a otro Entrenador y eligieron a “Buyo” Ramírez, ex marcador de punta del Alianza Lima quien se apoyó de un colega mío que yo mismo había llevado. Suponían que con otro Técnico debían campeonar y no tuvieron que pedir permiso a los dirigentes del Cricket porque asumirían los gastos de remuneración. Siempre se sufre por decisiones como estas, porque existía enorme relación entre los niños conmigo. Las llamadas a mi casa eran diarias preguntando por una u otra cosa. Existía algo nuevo en sus mentes y el 100% de sus diálogos era el Fútbol. Al existir una escisión realmente se sintieron muy apenados y sobre todo porque no comprendían nada. El Markham, que a la sazón no tenía técnico para el evento, me contrata y comienzo a entrenarlos en el campo que tenía el Colegio con sede en la Av. El Derby en Monterrico al costado del Hipódromo.

El campeonato comenzó a los quince días y nos tocó jugar en las instalaciones del Club Okinawense, de la colonia japonesa y luego de ganar y empatar los primeros encuentros, nos tocó eliminarnos justamente con el Lima Cricket. No pueden imaginarse los días previos al encuentro. No podíamos perder, los del Markham confiaban mucho en mí para no salir eliminados. Debíamos enfrentar a niños que había formado ya varios meses y claro sentía temor. Ganamos por 3 a 1 y el Lima Cricket salió eliminado. No podía exteriorizar mi alegría porque me encontraba con los ojos tristes de mis ex pupilos, casi llorosos. Sentimientos tremendamente encontrados. Qué dolor. Los dirigentes con Carlos Silvestre a la cabeza (posteriormente Presidente del Directorio de Sedapal), nos obsequiaron una comida y fuimos a comer pollo a la braza a una Pollería de la Av. Benavides. Algunos papás invitaron algunos vinos y llegué de noche a mi casa sazonado. Mi hijo Pepe me recibió en la puerta y abrazándome de él, lloré desconsoladamente. Me perseguían los ojos llorosos y tristes de mis ex alumnos, de mis hijos que había dejado contra mi voluntad. Fue un dolor indescriptible que duró un tiempo. Gajes del oficio. Los técnicos del Cricket fueron cesados inmediatamente salieron eliminados y ante una discusión de ”Buyo” Ramírez con un padre de familia.

Crónica 13. Edith Noeding - Parte 2

Las calles de los Barrios Altos siempre fueron temerosas, pero en los últimos años se multiplicó su peligrosidad probablemente por la proliferación de drogas. Robaban a las personas y niños y los pandilleros amenazaban a todo el mundo. La piscina era un antro de suciedad y perversión. No había forma de corregirlo. Los policías que eran entrenados para salvavidas y nombrad...os para el Virrey Toledo, muchas veces se hacían de la “vista gorda” al no contar con el apoyo necesario, permitiendo el consumo de drogas y licor en su interior. Habían horarios libres en donde ingresaban parejas que luego hacían el amor a vista y paciencia de todos. Nadie podía llamarles la atención porque ambos, mujer o varón se encargaban de recriminarlos. Si algún vecino se olvidaba donde se encontraba y cometía el error de ingresar inocentemente a refrescarse, era fácil presa de los amigos de lo ajeno quienes se encargaban de dejarlo sin ropa y dinero. El guardián o portero que se rentaba para estos casos, a la sazón, enormes personas de contexturas gruesas y con antecedentes policiales que deseaban tener alguna entradita, también ponían manos suaves porque además debían cuidarse ellos mismos y sus familiares si vivían cerca. Cuando existía el cambio de horario era más fácil despejar a los varones que a las mujeres. Los varones salían con gritos, amenazas o mentadas de madres.

Cuando finalizaba el horario de las damas, era un moreno apodado “Mandingo” el encargado de despejarlas. Pero, tocaba el timbre y las mujeres se resistían a salir prontamente. Entonces “Mandingo” gritaba una advertencia. “Voy a ingresar al agua y a la primera que agarre la voy a violar”. Acto seguido, se despojaba de su trusa y en cueros se lanzaba al agua ante la bulla y espanto de las mujeres (realmente la advertencia era más cruda). Es el contexto que encontré y es la historia que no conocían en las oficinas del PROMUDER de la Municipalidad de Lima Metropolitana. Para que tenga la idea de cómo debía cambiar todo, se lo comenté a Edith quien lo entendió perfectamente. Ese moreno, descendiente de la raza angola, debe estar extrañando su forma peculiar de retirar a las damas de la pileta, porque también habían algunas más osadas quienes al verlo lanzarse al agua completamente desnudo luego de la advertencia gritaban: “A mi primero, a mi primero…”. Recordar a nuestra “Gacela de Oro” me remonta al Club Alemán, allá por el 69, cuando estaba con sus dulces quince años (ella nació en 1954), entrenando en el campo de Fútbol con un entrenador muy exigente, alumna del Colegio Humboldt que aún queda a dos cuadras del Club. Recuerdo los elogios de la prensa deportiva para ella en los inicios del 70, luego del Mundial de México. La recuerdo también dando órdenes a todos los docentes que éramos muchos, con tal exactitud de problemas y de variados temas. La conocí de joven y la volví a ver luego de los 50, siempre hermosa, muy bonita. Nunca fue fotogénica. Las tomas no reflejan lo hermosa que es. Sapìosexual es la denominación que se da a una persona que es atraída por la inteligencia de otra. A Percy Rojas “El Trucha”, lamentablemente no lo traté más, pero nunca perdí la admiración que tuve por él en los campos de juego.

Queda fresca en mi memoria y retina, el dominio y driblen que hizo para arrastrarse a la defensa chilena por el sector derecho en cancha de Alianza Lima. Cerca del banderín de esquina, vuelve sobre si mismo para sacarse a otro defensor y hacer el centro con la izquierda. Juan Carlos Oblitas que “mata” el balón con el muslo de la pierna izquierda a la altura del punto de penal, hace lo mismo con el muslo derecho ante la enorme sorpresa de los seleccionados chilenos. El “Ciego” gira sobre el talón derecho y con el empeine del lado externo del pie izquierdo le pega suavemente hacia el palo derecho del arquero rival. Golazo. Lo vi en vivo y en el mismo Estadio. Año 1975 cuando Perú salió Campeón de la Copa América. Percy hizo todo el trabajo previo. Maravilloso.

Crónica 12. EDITH NOEDING. Parte 1

Octavio Felipa era un amigo del barrio del Parque del Naranjal en Los Olivos que solíamos reunirnos en plan de tertulia algunas tardes. Lo habían nombrado como administrador de la Piscina Virrey Toledo de los Barrios Altos y andaba desorientado porque no sabía como enmendarlo. Al margen tenía como enemigos a los técnicos que acostumbraban “trabajar” allí todos ...los veranos. Le costó mucho convencerme de que le ayudara, sabiendo como era el medio, me era un poco preocupante iniciar alguna labor, además tenía bastante con trabajar en el Polo Deportivo de San Borja donde enseñaba Fútbol a menores y Natación al grupo de adultos mayores. Me informó que la Piscina era parte del programa de PROMUDER de la Municipalidad de Lima Metropolitana y que en la Oficina trabajaban Percy “Trucha” Rojas, el ex jugador de Universitario y del Independiente de Avellaneda de Argentina y Edith Noeding ex atleta reconocida y de grandes éxitos de los inicios del 70. Había sido considerada la mejor deportista a nivel nacional en el Perú por cuatro años consecutivos: 1973, 74, 75 y 76.
 

Me alegró mucho tener la posibilidad de alternar con Percy Rojas, lo había admirado mucho observando su juego desde que era un juvenil proveniente de la Unidad Vecinal Nº 3, donde en un primer entrenamiento había hecho trizas con su juego a José Fernández y Héctor Chumpitaz, los mejores baluartes defensivos del medio en esos años de mitad de los Sesenta. Sin embargo, posiblemente por alertas de los colegas de turno en la Oficina del PROMUDER se mostró incómodo por mi presencia a pesar de mis deseos de llegar a él y conversar de lo que más sabía. En la oficina habían “profesores” que se sentían mal por mi presencia al comenzar a destacar con los cuadros de trabajos y Plan de Trabajo que proponía para el Virrey Toledo (A los que destacan siempre tratan de minimizarlo por temor a cambios. Tal es la mediocridad de ciertos profesionales). Sin embargo, contra todo pronóstico, con quien más alterné fue con Edith Noeding. Que mujer tan inteligente. Nunca había encontrado la oportunidad de conversar tantas cosas maravillosas con una dama. Que me perdonen todo el elemento femenino que traté en mi vida, pero creo que Edith era una genio para desarrollar su profesión. Hizo lo que sus ideas le permitieron hacer y trató de sacarme toda la experiencia que pude tener de una manera muy suave y sutil. Hicimos de la Piscina Virrey Toledo todo un gran cambio generacional. Una piscina que había servido al pueblo desde los albores de 1900, cuando servía para la recreación del pueblo, gente muy pobre que no tenían pasajes para ir a una playa. Porque a las playas del Agua Dulce, Barranco o Ancón, sólo acudían los señoritos y las señoritas de sociedad. Estaba vedado para el pueblo. Han visto las fotos de antaño? No se ve a ningún pobre, todos eran de dinero. Los pobres debían acudir a las orillas del Río Rímac o a las pozas que se formaban en el Virrey Toledo, la de Maravillas, otra que quedaba donde se levanta hoy día el Tecnológico de José Pardo y otras más. Así, el Virrey Toledo, la piscina que queda a las espaldas del Hospital Dos de Mayo en los Barrios Altos se convirtió en un emporio de los primeros nadadores del siglo pasado. Por allí también pasé algunas veces cuando niño a darme un “chapuzón” con los amigos cuidando siempre que no se roben la ropa. Lugar muy difícil y peligroso.

Noeding la convirtió en una hermosa y gran piscina, ante mi sugerencia poco a poco fue mermando la atención para los mayores porque nos dedicamos más a la parte pedagógica con la niñez, enseñando no sólo natación sino también todos los deportes. Hasta se hizo un modelo de enseñanza de Educación Inicial y de Estimulación Temprana, Ajedrez, Básquetbol, Frontón, Fulbito, Danzas, hicimos paseos a la playa y hoy en día es un ejemplo de recreación y deporte. Diseñé un horario con circuitos deportivos que dio grandes frutos. Se construyó una piscina para niños menores de seis años. Se cambió totalmente el aseo de la piscina, se colocaron nuevas alambradas, se mejoraron los baños y se contrató profesores de gran calidad profesional que entendieron el reto de lo que nos proponíamos hacer. Gran trabajo que fatalmente se vio truncado dos años después por problemas políticos. Cambiaron al personal, Edith continuó con el esquema pero un período después tuvo que declinar. En mi memoria quedaron grabados los diálogos que hice con ella y que un año después había mandado a refaccionar toda la infraestructura. Le comenté que si había dinero se podía hacer piscina temperada y que el piso de la pileta debían levantarlo y hacerlo uniforme. Todo fue captado y mandado hacer.

Crónica 11. EL CLUB LIMA CRICKET. Parte 2

Un buen día se acercó Mr. Gallagher insistiendo en que quería hablar conmigo. Que me cambiase y que me esperaba en el Bar, para tomar algo mientras hablábamos. Sentí mala “espina” y estuve muy preocupado todo el momento. ¿Qué hice? Me preguntaba extrañamente. Gallagher me dijo que era el nuevo Capitán de Natación (dirigente) y que quería contar conmigo p...ara la siguiente temporada. Que sea el Director General de la Academia de Natación porque la temporada anterior habían gastado mucho dinero al contratar a Johnny Bello, pensando que era él que iba a enseñar, pero que todo lo había hecho yo, que les había gustado y que deseaban desprenderse de Johnny y contratarme a mí. En otras palabras debía partirlo, tomar su lugar, “serrucharlo”. Cuando le dije que le contestaría, me retrucó que debía hacerlo inmediatamente. Los ingleses son de decisiones rápidas, no andan con rodeos. Pensé pronto y decidí: Johnny es Johnny y el que escribe era un bisoño profesor que recién se abría camino. Que él iba a comprender, como realmente sucedió pero luego de hacerme recordar el refrán que dice “Cría cuervos que te sacarán los ojos”. Y fue así, porque después me llevó para entrenar a la selección de menores de Lima en la Piscina de Campo Marte.
 
Tuve que abandonarlo porque la Federación Peruana de Natación no destinaba una partida especial para los honorarios. Entre la Natación y el Fútbol estuve quince años en el Club, convirtiéndome luego en el Jefe de Deportes del Lima Cricket and Foot Ball Club. Vi crecer a muchos niños que tenían enormes condiciones para la práctica de los deportes pero que el objetivo general no era una dedicación exclusiva. Me granjee la simpatía de los trabajadores del campo, de los mozos del comedor y hasta de los cocineros. A propósito, una tarde que me habían prometido invitarme un lonche, el jefe de cocina me pregunta si me gustaría comerme una Lasagna. No dudé, lo acepté y no me arrepentí. Hasta ahora no puedo saborear una Lasagna tan exquisita como la que me invitaron en aquel entonces. Almorzaba en el comedor de los socios y mi clásico en las entradas eran Almejas en Salsa Vinagreta como entrada y mi trago preferido el Bloody Merry (que lleva jugo de tomate, vodka y pimienta). Tuve que acostumbrarme a tomar los chilcanos de Ron blanco con Canada Dry, limón y hielo, porque los socios amigos con quienes nos quedábamos luego de las seis de la tarde acostumbraban hacerlo. En las clases de Natación, acostumbraba a llevar a mis hijos. El mayor, Carlos aprendió tan bien que muchas veces me servía de modelo para demostrar los movimientos de piernas o brazos ante los demás alumnos. Pero me costaba al final porque se prendían de los Sánguches de Hamburguesas que los presentaban con papas fritas. Riquísimos.
 
Finalizando las clases, los juveniles que no tenían con quien hacer Fulbito esperaban el momento para jugar contra los profesores. Y realmente eran unos grandes clásicos con triunfos compartidos. Se apostaba una o dos jarras de limonadas que el amigo Franco, el barman del Club, era un experto en prepararlo: Agua con hielo, jugo de limón y jarabe de goma. Así jugamos indistintamente contra el “Chino” Vásquez, Gustavo Zevallos (Posteriormente Gerente General de Alianza y también del Cristal), allí novio de Natalia Málaga, Tito Cantuarias, Percy Melzy, ya joven, Luis Manuel León, Oscar Vega (ahora exclusivo trabajador de una compañía que construye campos sintéticos) y Tony Hudwalcker quien tenía dos niños alumnos de 8 y 10 años y que ahora son comentaristas deportivos. Por el lado nuestro estábamos Alberto Loayza quien tenía gran velocidad y técnica del balón, Manuel Pomalaza, Reynaldo Palma, Roger Román, César López, Pedro Manrique y Oswaldo que pasábamos por un buen momento futbolístico. Se jugaba con un balón mundialista y el gras inglés no tenía comparación. Realmente con mis amigos y colegas no trabajábamos, nos encantaba lo que hacíamos, nos divertíamos y nos pagaban bien. Por varios años se convirtió en nuestro club de verano. Por allí recibimos el apoyo de Raúl Méndez que le daba jerarquía al grupo de docentes que lideraba.

Crónica 10. EL CLUB LIMA CRICKET. Parte 1

La temporada de Verano me había ido muy bien, ganándome el aprecio de Johnny Bello. Para el siguiente año 1974, me pide que dirija la Academia de Natación del Lima Cricket Fútbol Club de la Colonia Inglesa y primer club que se fundó en el Perú en 1859, pero oficialmente reconocido en1885, a la par con el Lawn Tennis de la Exposición, clubes ingleses que pr...acticaban deportes que para los peruanos eran totalmente desconocidos (Fútbol, Cricket, Ciclismo). Lo hicimos muy bien juntos con docentes de gran nivel como Manuel Pomalaza su hermana Teresa y Pedro Manrique. Mr. Howell, miembro del Directorio del Club y enlace con nuestras actividades me presenta a su hijito Henry. El Inglés en terceras nupcias y a los 60 años de edad había tenido un último heredero. Lamentablemente para ese entonces ya contaba con 70 y le era muy difícil la práctica deportiva con él. De tal manera que me lo endosa para ver que puedo hacer con su niño. Me dijo que no corría, que no pateaba un balón, que no se juntaba con amigos ni amigas, que no se metía a la piscina y que sólo se dedicaba a observar a los demás y que le demuestre qué podía hacer. Menuda tarea. Felizmente hubo química y nos hicimos amigo con el pequeño. El primer día aprendió a flotar, patear y colocar la cara en el agua por un buen tiempo cosa que le alegraba mucho al ganarle a los demás. Al mes y medio, Henry nadaba el estilo Libre, Espalda y se iba por el estilo Pecho. Todos los seres humanos tenemos un deporte metido en el envase. A veces morimos y no hemos tenido la oportunidad para descubrirlo.
 
Ese fue el caso de Henry, su deporte era la Natación. Imaginen la cara de felicidad del padre. Fue tanta su alegría que me obsequió una coneja de raza, grande, muy hermosa y de ojos azules. Lamentablemente, en casa a pesar que existía espacio no pudimos conservarla. Fue Mr. Howell quien me propuso ser Entrenador de Fútbol de los menores del Club, mi especialidad antes que la Natación. Entrenaba a los menores, pero a los jóvenes de l8 a 22 años que no participaban en el primer equipo del Club, les buscaba partidos o les organizaba campeonatos cortos. En algunas oportunidades integró el equipo juvenil el Dr. Humberto Ugarte que estaba acabando la carrera o que ya la había hecho. Con “Beto” Ugarte, fundamos la Asociación de Fútbol de Menores (AFIM) que persiste hasta ahora. El fue el Secretario General de la primera directiva en 1985 y posteriormente fue Vicepresidente del Club Alianza Lima, finalmente Presidente de la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional. Otro jovencito que jugaba por esos años fue Peter Ramsey quien también fue Vicepresidente aliancista por el 2004-05 y posteriormente la presidencia de la Asociación de Criaderos de Caballos de Paso en el Perú. Organizaba campeonatos a los mayores de 40 años. Recuerdo a “Blackaman” Espinoza (ex arquero del Municipal), Tito Cantuarias quien fue mi jefe y buen amigo, ex esposo de Manny Rey, otrora narradora de Noticias del Panamericano Canal 5, Kike Pérez quien ya era comentarista de autos y de box, hasta el día de hoy conduce el Rincón del Box, Nello Toccini, amigo muy cercano que parábamos juntos en reuniones deportivas que se producían, marcador de punta, quien años después sería asesinado junto a su esposa y su hijo Nellito. Hasta ahora no se ha descubierto a los autores. Su esposa era hija del apoderado general del Banco Comercial del Perú y su hijo Nellito fue mi alumnito cuando tenía diez años. Carlos Pacheco, mediocampista también desaparecido con quien iniciamos una mala relación para después superarla con creces. Carlos “Chino” Vásquez, extraordinario basquetbolista quien junto con los Duarte y Cipriani posteriormente nuestro Arzobispo y Cardenal, fueron de los mejores en las Olimpiadas de Tokio en 1964.
 
El caso es que el “Chino” también era semejante futbolista a despecho de su gran tamaño, tanto que luego de un partido amistoso en el Club con los mundialista del 70 fue invitado por Didí a pertenecer a la Selección lo que no aceptó. Falleció a los 55 años. Fue el único que le vi hacer goles del medio campo. Del saque inicial un toque para él y gol, lo vi como en cuatro oportunidades pero me dicen que fueron muchos más, gran pasador de balones. Pepe Aramburú, buen amigo y hombre de decisiones rápidas. Fue nombrado Presidente de la Comisión Mundialista para España 82 al que acudimos y fue el que rescató a TIM, cerebral entrenador del fútbol brasilero con quien se hizo notable campaña. Buscaron al estratega en su pueblo, una provincia alejada y retirado él del Fútbol. Tuvieron que sufrir mucho para convencerlo y traerlo. También estaban los hermanos Hanza, miembros de la Comisión mundialista. Todos ellos amigos y padres de mis jugadores con quienes hacía interesantes equipos.

Crónica 9. EL CLUB ALEMÁN

Era un profesional sin trabajo. El título de Profesor que ya lo había obtenido no bastaba para tener un empleo en el Ministerio de Educación. En esa época un docente nuevo debía ser nombrado en provincias por cinco años antes de intentar ser nombrado en la Capital. Vaya uno a saber dónde te enviarían. Como buen hijo de papá, no salí y me aferré a ser nombrado por Fe y Al...egría en el Pueblo Joven (en ese tiempo) de Collique. En el Verano del 69 acudí a la Tribuna Sur del Estadio Nacional, lugar donde debía encontrarme con Raúl Méndez, gran amigo y antes profesor mío de Educación Física de estudios superiores quien me había prometido conseguirme un trabajo de verano. Llegó un poquito tarde, cincuenta minutos para ser más exacto y a toda carrera en su auto fuimos en busca del mencionado trabajo y que por el apuro no podía explicarme bien acerca de la función que debía desempeñar. La zona, cerca del Ovalo de los Cabitos en Higuereta, era desolada y abandonada. No existía aún Polvos Rosados y menos la continuación de la Av. Aviación. Todo era de tierra y la Atocongo, era una avenida completamente deteriorada. El portón del Club era de madera de tornillo que alguna vez estuvo pintado y existía un portero completamente uniformado. Me convirtió en el Salvavidas del Club Germania y yo solo había nadado en río y muy mal. A la playa solo iba a romper olas. Felizmente todos los socios sabían nadar hasta los pequeñitos de dos años que me faltaba el aire cuando los veía ingresar a la piscina. 

 Si por fuera el paisaje no era alentador por dentro el Club era muy hermoso. El agua de la piscina cristalina y los alrededores muy aseados, campos de tenis, de fútbol, camarines de lujo con agua fría y caliente, un club con instalaciones varias y muy grandes. Tenía que esperar todas las tardes que mi horario de labores terminase para meterme a practicar al agua guardando siempre que no me observasen lo mal que nadaba. Sin embargo, progresé mucho con mi auto aprendizaje y Raúl Méndez me invitó a formar parte de los profesores de natación que administraba en horas de la mañana en el mismo Club. Pude nutrirme de los entrenamientos que en una ocasión hizo Hernán Huertas (Campeón Sudamericano en estilo Espalda de la década de los 50). Cada vez, no solo me encantaba practicarlo sino también enseñarlo y en estas condiciones cuatro años después en el 73, llego a formar parte del elenco de profesores de Johnny Bello en el Club Terrazas de Miraflores. Con mucho temor, porque Johnny había tenido cuidado de escoger los mejores profesores que había en Lima para iniciar su Academia de Natación amenazando con revolucionar la enseñanza de la natación en el Perú y no quería defraudarlo. Fue con el “pecoso” con quien realmente aprendí la enseñanza natatoria, nos corregía errores y todo su diálogo era de los movimientos correctos de brazos, de piernas y de la respiración.
 
Al Club Alemán asistía la chica Juliana, la alemanita que cayó en la Selva en un accidente de aviación y que estuvo perdida ya no recuerdo cuantos días, que se libró de los ataques de los animales selváticos entre ellos arañas, pirañas y diversas especies de culebras. Que se la encontró con el cuerpo lleno de sanguijuelas, salvada y luego enviada a su país para su recuperación. También recuerdo haber observado los entrenamientos en la cancha de Fútbol de una bellísima chica de ascendencia alemana porque era peruana, que se dedicaba al atletismo y con un entrenador muy exigente (la piscina se encontraba al pie del campo deportivo). Su fuerte era el Salto con Vallas y otras pruebas de pista y campo. Su nombre, la extraordinaria Edith Noedhing a la sazón 17 o 18 añitos y con quien trabajaría años después en la Municipalidad de Lima Metropolitana que será tema para otra crónica. Edith ganó los Laureles Deportivos por su actuación en las Olimpiadas de Munich en 1972. Cuatro temporadas veraniegas trabajé en el Club Alemán y solo lo visité una vez años después. Los niños y niñas de la época deben estar en los cincuenta y cincuentaicinco años de edad. Para mi sorpresa, lo encontré mucho más hermoso y con muchos maravillosos cambios. Debe tratarse del más bonito club que existe en Lima.

Crónica 8. Ana María Vargas “La Marcianita”

Tenía en mi adolescencia (16-17 años) la suerte de contar con muchos amigos y amigas. Una de ellas en los Barrios Altos, Maritza quien era alegre y amante de visitar otros barrios, me retaba a ir con un grupito de paseo a lugares bonitos y desconocidos. El grupo era de los alrededores de la Plaza Italia, así es que los llevé a Jesús María y les presenté... algunos de los amigos que había dejado. Conocieron a Pedro (Koko Montana, quien ya no paraba mucho en el barrio) Lógicamente se sintieron atraídas por los blanquiñositos simpaticones y me pedían constantemente visitarlos. Salíamos a las 6:30 pm, el ómnibus José Leal nos llevaba en 40 minutos y luego de dos o tres horas retornábamos al barrio llegando después de las once de la noche al barrio. Que tiempos. Un día, me presentó a una pequeña que vivía por Las Carrozas (1º y 2º cuadra del Jr. Huánuco), muy bonita de cabellos rubios y me dijeron que quería asistir con el grupo. Me negué porque la veía muy pequeña. Debía tener doce o trece años, menudita y me preguntaba quién iba a cuidarla. “Llévame Oswaldo, se cuidarme sola y cualquier cosa te aviso”
 
Finalmente me la endosaron y me convertí en su “tío” y que debía pedirme permiso para todo lo que hiciese. Salíamos a Campo Marte en horas nocturnas y las chicas se emparejaron con algunos chicos de por allá. Llevaban sánguches, gaseosas y jugueteábamos en el campo. A veces Fulbito, Vóleibol, cuentos, chistes, otras en los juegos mecánicos que estaban en deterioro. Cuando me percaté, mi flamante “sobrina” que se daba de miradas tiernas con Jesús, un chico de quince años (su padre de origen español, era miembro de la Orquesta Sinfónica del Perú). Opté por no llevarlas más. Había hecho un curso super intensivo de cómo cuidar a una hija y me estaba yendo mal. Dejé de verlas, tuve otros grupos, pasaron los años y el 79, ya profesional y dirigiendo el Centro de Educación Inicial “San Carlos” (de mi creación), fuimos invitados al Canal 7 al programa de “Cachirulo” y debía montar una escena con los alumnitos. “Cachirulo” y “Copetón” fueron dos comediantes chilenos que vinieron al Perú por los años 62-64. “Copetón” regresó a Chile y su hermano se quedó a trabajar en nuestro País. Al ingresar a los camarines me choco con una joven señora muy bonita. Nos miramos tímidamente haciendo esfuerzos por saber si antes nos habíamos visto y el saludo fue demasiado simple. Al finalizar la actuación y luego de dialogar con Cachirulo por el Canal en vivo y en directo, nos despedimos, pero esta vez la sonrisa fue más franca.
 
Nos habíamos recordado y como que necesitábamos dialogar, pero no se pudo por sus funciones propias del programa. El adiós con las manos y una alegre sonrisa fue suficiente. Muchos años después, en el Sachún de la Av. Santa Cruz, estando con una delegación del Club Deportivo Zúñiga, volvimos a encontrarnos. Ella era la animadora del programa donde actuaban Luis Abanto Morales, Jimmy Santi, Augusto Polo Campos y otros, pudimos hablar unos minutos recordando viejos tiempos. Ella, Ana María Vargas “La Marcianita” se había casado con Cachirulo, ignoro si tuvieron hijos. Promediando los 80 en Los Olivos, como docente del 2091 de Las Palmeras, ahora “Andrés Avelino Cáceres” me tocó iniciar una nueva promoción de alumnos de Educación Primaria. Una señora de nombre Isabel, después gran amiga mía, me trajo a su hijita de seis añitos, que tenía los ojos llorosos porque no quería quedarse en el colegio. La “adopté” como si fuese mi hija, la engreí como a todos mis alumnos y la cuidé todo los años de Primaria. Se parecía a la “Marcianita” de 22 años antes. Claro, era su sobrina. Su nombre Ana María Vargas Mejía. Saludos “Mery” si me lees, saludos para tu esposo, tu querida madre y cariño para tus bebés. Ahora mis “nietecitos”.

Crónica 7. Lolo Fernández

El 14 de Octubre de 1953, de la mano de mi papá fuimos a ver la despedida homenaje que le hicieron al gran Lolo Fernández en el moderno Estadio Nacional. El mismo que había sido inaugurado aquel año con el Campeonato Sudamericano de entonces, cuando perdimos con Bolivia (autogol de Joe Calderón) y le ganamos a Brasil (golazo de Navarrete) ambos por 1 - 0. Lolo nunca había... jugado un partido nocturno en Lima y pidió que le dejasen jugar sólo cinco minutos. Que maravilla de Estadio y observarlo de noche, cuánta gente. Aquel año se había inaugurado las luces del coloso deportivo y el “cañonero” ya le había hecho tres goles en su despedida oficial del 30 de Agosto al Alianza Lima en horas de tarde. El cañetano sólo jugó esos minutos contra el Centro Iqueño y mi papá señalándome a cada momento a Lolo: que era muy amigo de mi tío; que habían jugado juntos; que por él un primo había conseguido una vacante para que ingrese a estudiar al Colegio Alfonso Ugarte (Flamante colegio estatal de los inicios del 50); que era cañetano; que también había jugado en Lunahuaná; que siempre usaba una redecilla y por eso era fácil identificarlo. Me señaló también a Alberto Terry (de quien fui posteriormente su hincha y gran seguidor), Dante Rovay y la “Lora” René Gutiérrez (jugador de gran técnica). No recuerdo más figuras cremas. Y luego la despedida. Todo era apoteósico. Le ganaron al Iqueño, equipo que ha desaparecido por 5 - 2. Sonó el silbato por los altoparlantes (antes, erróneamente se usaba ese medio para señalar la finalización del medio tiempo o el término del partido), los jugadores de ambos equipos correctamente ubicados en el círculo central y Lolo que se abrazaba con todos y cada uno de ellos. Camino a la tribuna oficial, Lolo que se quiebra y como consecuencia sus seguidores lo levantaron en hombros y le dieron la vuelta Olímpica. Hoy, rememoro aquel ruido ensordecedor de entonces de los cuatro costados del campo. Con media tribuna de Occidente de cadetes de la Marina de Guerra. Lolo en hombros y mucha gente triste brindándole la mano mientras daba la vuelta por la pista atlética. Gran homenaje a uno de los dos mejores atletas deportivos del Siglo XX junto a Alejandro Villanueva el gran “Manguera” del Alianza Lima, se retiraba un extraordinario jugador símbolo del Fútbol peruano. Brilló no sólo a nivel nacional sino que también en el extranjero. En Chile y en Europa, sobre todo en las Olimpiadas de Berlín donde con siete goles se convirtió en el goleador del equipo peruano. Tiempo en que los europeos no podían soportar que un equipo de “negros” y “cholos” podían ser mejores que ellos. Con Hitler imperaba un gobierno racista y no permitió que Austria, su patria con gente de raza aria, perdiese con Perú. Anularon el partido y ordenaron que se jugase nuevamente a puertas cerradas y sin periodistas (¿Escape a la Victoria?). Semejante humillación no pudo ser avalada por el gobierno peruano y Oscar Benavides, nuestro Presidente de la República, con gran acierto ordenó el retiro de toda la delegación peruana. Le ganamos a Finlandia por 7 – 3 con cinco goles de Lolo, a Austria 4 – 2 y la final era con un equipo que no era potencia en aquel entonces. Pudimos ser campeones olímpicos. Allí estuvieron Lolo y Villanueva. Hasta ahora me regocijo de haber sido testigo del retiro de una gloria nacional. Tenía siete años de edad.

Crónica 6.- Natalia Málaga

Promediando la década del 70, dirigía los equipos de fútbol de menores de todas las categorías en el Lima Cricket F. C., (Club de la Colonia Inglesa) un niño de once o doce años destacaba en el medio campo de su categoría. Apenas lo observé pensé que tenía un volante central que le daría mucha fuerza al Equipo. No me equivoqué. El problema es que no era socio y yo no lo ...sabía. Había asistido por invitación de uno del equipo. La directiva era muy estricta porque podía presentarse el reclamo justo de los padres. Sin embargo, como me nominaron Jefe de Deportes del Club, toda persona mayor o menor que ingresaba al recinto deportivo debía tener mi consentimiento, previa firma en la puerta de control. Nos arreglamos para que ingresase hasta que dos años después la familia de Gustavito Zevallos se asoció. Con la adolescencia llegaron las enamoraditas para mis pupilos y Gustavito tenía por chica a una muy hermosa jovencita. Ella era de rasgos muy finos, cabellos dorados, mirada pícara, muy alegre y jugueteaba con Luis Manuel León y Alex Toccini, delantero y marcador de punta respectivamente. Como recibía el saludo de los chicos, ella preguntaba quién era. Acostumbrada al respeto por los técnicos, pues ella pertenecía al Club Regatas Lima donde jugaba Vóleibol algunas veces que nos cruzábamos también saludaba pero nunca hubo ningún acercamiento ni diálogo. Sólo el respeto porque además le dieron a conocer que ingresaba con el aval mío. Asistía a ver jugar a Gustavo que a la postre lo hacía muy bien, tanto que fue promoción de los “Potrillos” que perdieron la vida en el 87. Fue la época que Alianza Lima era dirigida por Víctor “Pitín” Zegarra antes que Marcos Calderón. Gustavito fue pues uno de los grandes jugadores que salieron del Club junto a Rafael “Pañalón” Quesada (Pasó por la Selección Nacional sin mucho éxito) y Diego Rebagliatti, gran mediocampista quien después se hizo comentarista de Fútbol de Televisión (“Conejo Gordo”). Ellos junto a otros jugadores los tuve desde los ocho años. Gustavo Zevallos se casó con la jovencita que resultó ser la gran Natalia Málaga. Sé que tuvieron una niña pero que ahora están separados. Que lejos estaban los años de gloria que nos regaló después y las participaciones en las Olimpiadas. Que lejos también estaba la figura esbelta y delicada que era. Sin embargo, aunque hoy se parezca a la mamá de Carlos Alcántara “Machín”, la seguimos admirando y todo el pueblo peruano amándola. Muchos buenos jugadores abandonaron el Fútbol para dedicarse de lleno a sus estudios universitarios o viajaron a Europa para seguir la profesión por allá. Una pena. El Fútbol entonces no daba tanto dinero como ahora. Y yo después de quince años pasé a dirigir al Colegio Markham.

Crónica 5. Manuel Donayre

En los inicios de los 60, Sonia, mi chica de entonces, me pedía que la buscase a eso de las siete de la noche en la entrada de su casa. Ella vivía, en el criollísimo “Callejón San José” (Octava cuadra del Jr. Huánuco en los Barrios Altos) que tiene dos entradas o salidas: Una por la Plaza Buenos Aires y otra por Conde La Vega. Callejón, de antaño que hasta ahora existe, m...ovido y difícil de permanecer sobre todos los que no vivían allí. Hoy cuando paso (en carro, no a pié) por allí, se me escarapela el cuerpo al recordar como pude visitarla tantas noches y solo. Incluso, en una oportunidad tuve que pelearme con un muchacho del lugar solo por “paradita de gusto” como se decía al hecho de trompearse sin motivo aparente, sólo por dirimir fuerzas, coraje, valentía o figuretismo, vaya uno a saber. Lo importante, es que nadie se metía, ni los amigos de algunos de los contrincantes. Y si uno de ellos caía al suelo, el otro debía esperarlo a que se incorpore. Era de cobardes atacarlo en el piso sabiéndolo en desventaja. Caía mal a todos los espectadores. Al final, sin importar el vencedor, estos se confundían en un abrazo y si había que brindar algo, también se hacía y ya no se comentaba nada más. Una de aquellas noches, esperando a mi “Tilsa Lozano”, habían unos chicos de unos diez u once años pegándole a un negrito (a la sazón panzoncito y muy liso y grosero), y lo conminaban a que cante. Este, con improperios les decía que ya había cantado varias canciones y que ya no cantaba más. Finalmente, acordaron que sería el último. Alguien le dijo que cante un huaynito. Con que fuerza y nitidez cantaba el pequeño negrito. Me pareció extraordinario. Al comentarle a Sonia, que dijo que era su vecino y que era un negrito rarito. Que su madre lo tandeaba cuando regresaba del Mercado y lo encontraba usando sus medias, zapatos y toda la batería de su tocador. Las tandas eran soberanas porque lo dejaban con llave para que no se escape a la calle. Años después, con otra amiga fuimos a un cine que programaron la Tarde del Bolero. No me gustaba mucho el aparente espectáculo y solo acudí por darle el gusto a mi amiga. Pero, nos encontramos con unas excelentes presentaciones de Guiller, el Rey de las Cantinas, Lucho Barrios y el gran Pedrito Otiniano. Que manera de cantar. También actuaban un “morenito” y una flaquita fea, que cantaron en dúo valses como los dioses. Eran los inicios de Lucía De la Cruz y el morenito el gran Manuel Donayre. El morenito me parecía conocido pero no lo supe hasta años después cuando me encontré con algunos de los amigos del famoso Callejón de San José.

Crónica 4. KOKO MONTANA Y JIMMY SANTY

René Bustamante, era una hermosa dama muy respetable, prima hermana del ex presidente José Luis Bustamante y Rivero (autor de la Tesis de las 200 millas marinas) casada con el Ing. Eduardo Crosby con quien tuvo siete hijas y un octavo que fue el único varón. Mi madre había hecho algunos trabajos para la familia ganándose el respeto y la confianza como para in...vitarla a cuidar su casa todos los veranos desde antes de Navidad hasta el 30 de marzo mientras la familia Crosby Bustamante se iba de vacaciones a Arequipa. Así veraneábamos en Jesús María desde los nueve hasta los cerca de 15 años o sea entre el 55 y 60. Como yo era pelotero, ingresé fácilmente a la “collera del barrio”. Practicábamos en el Parque Mariscal Cáceres, en algunas calles que tenían jardines amplios o en Campo Marte que andaba en esos tiempos muy descuidado. Con Carlos Okada y Pedro Bosanick (creo que así se escribe el apellido) éramos no solo de la misma edad sino las estrellas del equipo. Con ayuda de un buen vecino quien nos compró los uniformes, formamos el Equipo Defensor Pumacahua (por ser la cuadra en donde generalmente parábamos) para participar en un campeonato de Fulbito en el YMCA de Pueblo Libre. Pedro era el arquero, el “Chino” Okada que era japonés, defensa. Alberto Aranda, Carlos Erico Herrera, Alfonso y Oswaldo completábamos el equipo. Todas las noches sentados en el Parque, hacíamos planes de cómo debíamos jugar. Algunas veces nos visitaba Jimmy un flaquito que bajaba desde la Iglesia San José para ensayar y conversar con Pedro. No jugaba y tampoco le gustaba alentarnos, perdía cuando hacíamos fuerza de brazos tendidos en el gras. Era un chico bonito, pero no más que Pedro que se ganaba la admiración de las chicas. Este era fornido, alto, de ojos pardos claros, de tez blanca y cabellos castaños. No le gustaba cuidarse cuando íbamos a Campo Marte y se cuadraba de arquero. Llegaba sucio a su casa y muchas veces con la ropa manchada de barro. Solía dejarnos a sus 14 añitos para cantarles a las chicas del barrio quienes le pedían una y otra canción. Y que bien cantaba cuando teníamos la oportunidad de escucharlo. Una vez, una hermosa chica le pidió que cante un Huayno y él sin inmutarse lo hizo espléndidamente. El primer partido, fue una calamidad para nosotros. Perdimos por 8 a 1, tocándome a mí hacer el tanto de honor. Perdimos el segundo haciendo otro gol, pero el tercero si lo ganamos por tres a dos y también tuve la suerte de hacer otra anotación. A pesar de todo, los muchachos me felicitaron por haber sido el goleador del equipo con tres goles. Las siguientes participaciones fueron mucho mejores, siempre con Carlos y Pedro, como la vez que fuimos al Parque de la Bandera donde había una cancha de Fútbol, hoy es una plazuela, ganando por 7 a 3. Ingresaba al Tercero de Secundaria y ya no volvimos más a la casa de Mayta Capac. Dejé de verlos. Se que Carlos Okada se hizo Karateca y daba clases en una Institución armada, Alberto Aranda se hizo Administrador y desde mi casa en los Barrios Altos, con mi Radio Siera de entonces, escuchaba a un jovencito que se estrenaba como cantante nuevaolero JIMMY SANTY: Sabor a salado…. Pero mi sorpresa fue mayor cuando también escuché días después a mi arquero de Fútbol de mil batallas, el bravo del barrio (porque también le entraba a los golpes) con un nombre artístico desconocido para mí: KOKO MONTANA: Nadie me vio quererte, nadie me vio besarte………Beatriz…..

Crónica 3. PERICO LEÓN

Debía ser el verano de 1953 cuando frisaba mis siete añitos, allá por el Bosque “Matamula” llamado así porque antaño era un lugar destinado a ser cementerio de las mulas y asnos enfermos o viejos y enfermos, en Lince Lobatón a una cuadra del terral donde se levanta hoy el Hospital del Empleado. Estudiaba en un Colegio Fiscal (Del barrio donde nací) que quedaba en el Jr. Cápa...c Yupanqui cuadra 16. Con mi familia vivíamos en la cuadra 15 y solía escaparme de mi casa al frente en el Bosque a ver unos lindos partidos de Fútbol por las tardes en cancha de tierra y con arcos de piedras. Desde que tuve uso de razón, recuerdo haberme encantado el Fútbol. Pero a veces había un niño negro (o de color para no pecar de racista) mucho más grande que el que escribe que debía de estar por los nueve y que paraba vagando porque no iba al colegio, pero por su envergadura me parecía mucho más viejo y grande. El caso es que este “negrito” era terrible, malo, grosero y agresivo. Paraba con una rama de árbol para darle a todo aquel que se moviese. Andaba con los ojos desorbitado y sin pañuelo, motivo por el cual las mucosidades que debía expulsar se le notaban a gran distancia. Que temor despertaba este chico. Cuánto miedo a no chocarme con él. Y cuánta cólera despertaba a pesar de que cuando observaba los partidos que siempre eran clásicos entre la “U” y Alianza (con símbolos que los jugadores se ponían en el pecho) era un extraordinario jugador que era motivo para que mucha gente se arremolinase alrededor del campo para gozar con las diabluras del negrito en mención. Muchos años el temor me persiguió, aún cuando tuve la suerte de no “chocarme” con él. Años después por el 69, la Selección Peruana jugaba un partido eliminatorio contra Argentina. Oswaldo estaba en las tribuna Sur, cuando de pronto (lo recuerdo como si fuera ayer) Héctor Chumpitaz, el gran “Capitán” sale jugando por el lado izquierdo casi pegado a la línea y a la altura del medio campo lanza con la izquierda un centro que fue a parar justo para que el centro delantero peruano “mate” el balón con el pecho y antes que dé un bote en el césped, ante la ira de Perfumo y Gallo, defensores argentinos, el peruano pegue con suavidad a modo de cachetada el balón con la parte externa y por el encima del arquero Cejas, para que caiga dando unos botecitos e ingrese al arco de los platenses. El Estadio se vino abajo, y yo que gritaba con enorme alegría y al borde del llanto de gran alegría. Después, empatamos a Argentina en Buenos Aires y fuimos al Mundial del 70 y yo me enteré por revistas y periódicos que el negrito liso y malcriado de “Matamula” era PERICO LEÓN el mismo que hizo delirar de entusiasmo a millones de peruanos con el mejor gol que vi en mi vida. Cosas del destino. Aún ahora quisiera encontrármelo y hacerle recordar.